
Una oración a su memoria…
En un par de días posiblemente todos olvidemos para siempre su nombre y su rostro… Diego tenía doce años, una sociedad injusta, un conjunto de errores y un enfermo y vil asesino, le impidieron cualquier oportunidad. Diego no sueña más con jugar al fútbol… no va a poder buscar oportunidades… Diego es ahora un angelito que deja al desnudo los peores rasgos de una humanidad bestial. Diego ahora es Dios. Una oración a su memoria. DOMINGO SAN ROMAN