Tras la estampida que tuvieron los precios en diciembre, luego de la devaluación, y también en enero, este mes el ritmo de aumentos se calmó. La caída de consumo se sintió muy fuerte, ya desde la última semana del 2023, y ello llevó a que las empresas alimenticias y de cosmética, tocador y limpieza moderaran sus listas en febrero. De hecho, frente a una inflación que rondará el 20% este mes -el dato oficial lo dará a conocer hoy el Indec-, para febrero se espera una cifra en torno al 15%. Sin embargo, la inercia de caída de la demanda se está sosteniendo en lo que va de febrero y los supermercados están apostando fuertemente a las promociones, a los fines de evitar que la contracción sea aún mayor.
La explicación es muy sencilla. Los datos del Indec del 2023 reflejaron que el año cerró con una suba interanual de los salarios del 152,7% versus una inflación del 211,4%. Ello representa una pérdida del poder de compra de casi 20%, que se acumula a lo sucedido en los últimos años. La aceleración de la inflación y la falta de recuperación del salario en la misma magnitud hizo que la sociedad perdiera poder adquisitivo y comenzara a resignar determinados gastos. En otros rubros, menos inelásticos, la caída fue abruptamente mayor. De hecho, en las mismas cadenas de supermercados, la venta de los productos que no son alimentos, bebidas, higiene y limpieza, registra bajas de hasta 50%, al igual que sucede en los retail especializados.
“En categorías de almacén las mermas rondaron en enero entre 3 y 4%, pero en el resto las caídas oscilaron entre el 40 y 55% interanual. Hubo una caída en la frecuencia de compra y también mermó la venta con tarjeta de crédito”, dijeron en una de las grandes cadenas
La consultora Scentia, que mide la evolución de los precios en los supermercados, aún no publicó los datos de enero, pero la información preliminar de las grandes cadenas infiere que la reducción de los volúmenes habría alcanzado el 12% interanual y que la tendencia parecería continuar este mes, a pesar de la desaceleración de los precios. El 2023 cerró con una suba del consumo de 2,4%, explicada por la caída de 3,5% de las ventas en el canal tradicional (autoservicios independientes) y un aumento del 9% del canal moderno (grandes cadenas). Lo ocurrido en el AMBA explica el resultado en los pequeños comercios. Esta semana podrían conocerse los números. En cuanto a febrero, todavía no hay información oficial -hasta el 4 de febrero, la merma se mantenía en el 12% interanual-, pero en distintas cadenas aseguraron a Infobae que la caída de la demanda se sostenía.
“En categorías de almacén, las mermas rondaron en enero entre 3 y 4%, pero en el resto, las caídas oscilaron entre el 40 y 55% interanual. Hubo una caída en la frecuencia de compra y también mermó la venta con tarjeta de crédito. Hubo un aumento del canal tradicional porque la diferencia de precios que había ya no está”, dijeron en una de las grandes cadenas.Ya sin programas que fomenten el consumo, como fue Precios Justos, las ventas están en caída y eso hizo atenuar la suba de precios de febrero
En otra de las grandes admitieron que pudieron cerrar enero mejor de lo esperado debido a una estrategia agresiva de promociones, que continúa durante febrero. Reaparecieron los famosos 2×1, 3×2 o la segunda unidad al 50%, 70% u 80%; en muchos casos, para llegar al mismo precio que hoy se encuentra en el canal tradicional, pero en el sector admiten que los consumidores reaccionan a la promo y que, hoy más que nunca, sólo compran los productos que tienen descuento.
Desde las cadenas de supermercados regionales, el presidente de la Federación Argentina de Supermercados y Autoservicios (FASA), Víctor Palpacelli, afirmó que el consumo en febrero “viene con el pulso y la tendencia de enero, tal vez un poco peor, y tiende a pronunciarse más”.
“En las cadenas regionales hemos registrado una caída el consumo que ronda el 6/7%, algo inferior a lo que se esperaba y a lo que sucedió en las grandes cadenas, y algo similar esperamos para febrero”, señaló el directivo cordobés, al tiempo que destacó que, a diferencia de los grandes súper nacionales, el formato de los supermercados regionales es más bien de cercanía, algo que la gente está volviendo a buscar no sólo porque la diferencia de precios ya no es tal, sino porque también encuentra más surtido de productos. Muchos supermercados grandes aún tienen dificultades en negociar con los proveedores, especialmente con los más importantes.
Además, Palpacelli agregó que “las cadenas regionales han hecho una política de precios hiper agresiva y, sin dudas, el programa 20×20 (20 productos con 20% de descuento) también ayudó a que la venta no cayera tanto”. De todas maneras, el ejecutivo reconoció que “se hacen todo tipo de promociones, pero ya evidentemente no queda mucho de dónde sacar”. Transmitió la preocupación del sector porque además de la caída de ventas en la que están inmersos los comercios, sufren el aumento del costo operativo. “Es un combo explosivo. Estamos haciendo malabares y esperanzados en que se tomen políticas que beneficien el consumo”, dijo el presidente de FASA.
Fuente: Infobae
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