El índice de inflación de mayo según el INDEC fue de 7,8%. El acumulado en lo que va de 2023, también según el organismo, es de 42,2%. En los últimos 12 meses, la cifra acumula un 114,2% y las principales consultoras económicas pronostican que el total anual estará entre 150% y 170%.
Al mismo tiempo, los estudios de opinión pública de todas las consultoras del rubro, coinciden en que el principal problema de los argentinos es la inflación. Es decir que cuando se le pregunta a la gente sobre cuál es su principal preocupación, mínimo 7 de cada 10 responden que es “el bolsillo”.
Sumemos un dato más al diagnóstico. ¿Todos los países de la región están igual? No. Veamos qué pasó con la inflación acumulada desde enero 2023 y con interanual (acumulada de los últimos 12 meses).
Inflación acumulada en 2023 y cifra interanual en los países de la región
- Bolivia: 0,8% / 2,7%.
- Brasil: 2,8% / 3,7%
- Chile: 2,3% / 8,7%
- Colombia: 5,8% / 12,4%
- Ecuador: 0,9% / 1,7%
- México: 1,4% / 5,1%
- Paraguay: 2,2% / 4,2%
- Uruguay: 3,8% / 6%
- Argentina: 42,2% / 114,2%
- Venezuela: 119,4% / 155,8%
La política comparada es letal. Y lo curioso es que todos los países mencionados sufrieron la guerra, la pandemia y en algunos casos problemas como la sequía.
Volvamos a la opinión pública: la principal preocupación de la población pasa por la situación económica, puntualmente por el bolsillo. Y eso, en las encuestas, es transversal a los partidos políticos. Es decir que, para el votante de Unión por la Patria, la inflación es también el principal problema.
La pregunta entonces es: ¿qué ha llevado al Gobierno a decidir que su candidato a presidente para las próximas elecciones sea -justamente- el ministro de economía del país de la inflación acumulada del 114,2%?
“Somos plenamente conscientes de que tenemos un problema ahí. No somos boludos (sic). Sabemos que apenas Sergio (Massa) vaya a una entrevista con un periodista lógico la pregunta será por qué no bajaron la inflación”, se sincera un ministro del Gobierno nacional. Y sigue. “La pregunta pasa por si teníamos un candidato mejor. Quizás tengamos que explicarle al electorado que sin Sergio estaríamos en una hiper.”
En el gobierno están convencidos de que Massa es un político del establishment. Y que justamente por eso hay estructuras de poder que no sacuden a la Argentina más de lo que lo están haciendo. La pregunta es si el electorado tiene ganas y energía de captar aquel mensaje. O si ya está harto de las excusas que viene recibiendo de la dirigencia desde hace décadas y lo que pretende, más que promesas o conjeturas, son soluciones.
“Cuando uno hace política primero identifica un problema, luego piensa en soluciones posibles, después analiza qué recursos tiene a disposición y finalmente en base a eso hace una estrategia. Hicimos eso. Ir a una PASO era ir a una guerra sangrienta y mostrarle al país lo peor de nosotros. Por eso lo mejor era ir a buscar al candidato de la unidad. Abrimos la alacena y lo mejor que teníamos era Sergio. Es un político de raza, muy inteligente, con experiencia y espalda para bancar una campaña en un país que está todo roto, en parte, por culpa nuestra. Fin”, resume un importante integrante del gobierno nacional.
El diagnóstico es muy claro. Lo que no está tan claro es cuál es la estrategia, cómo van a hacer para que Massa lidere la campaña en un país con semejante inflación.
La decisión, por ahora, al menos hasta las PASO, es mostrarlo como un dirigente estable, sólido ante las dificultades, con vínculos sólidos en el mismo establishment que padece la crisis macroeconómica pero que al mismo tiempo es un actor clave para la recuperación.
Por otra parte, el mensaje será que Massa no es responsable del descalabro económico, “que la culpa es de los 4 años de macrismo y de la mala gestión de Martín Guzmán”. Es decir, despegarlo de aquello y mostrar “que él es quien ha venido a arreglar semejante problema” y “que está haciendo lo imposible para lograrlo en un contexto de crisis global”, cuenta un dirigente del Frente Renovador, cercano al ministro.
Sumado a esto, hay una sensación dentro del Gobierno de que “los argentinos aprendimos a vivir con inflación, nos acostumbramos”.
Un importante consultor de opinión pública lo resume bien: “La inflación se ha vuelto parte de la cotidianeidad con lo cual lo que se está valorando hoy es que para la gente la libertad es la estabilidad económica. En un contexto inflacionario pero estable todo empieza a ser distinto. ¿Qué quiero decir con esto? Ya los últimos índices de inflación no generaron impacto en el electorado como venían generando. Se acabó el concepto de inflación corrida. La gente dejó de conversar sobre el tema. Con lo cual, en principio yo entiendo que esa síntesis tiene mucho más que ver con la representación de un recambio que el kirchnerismo no llegó a realizar, con una coalición que hoy muestra claramente la necesidad de diálogo y probablemente el ministro sea ´la persona´ más dialoguista con todos los sectores que tiene que tiene Unión por la Patria. Y esas características lo vuelven una buena síntesis para pelear un lugar del ´centro´ que en definitiva va a ser donde se tenga mayor capacidad de ganar. Si existe una posibilidad de ganar, está ahí.”
Y remata: “Hay parte de la sociedad que ya soltó la mano a ese tema. Si alguien -encima- evita que eso se convierta en un desastre puede ser un gran valor”.
Esta reflexión es la que quizás explique por qué -al menos hasta ahora- las críticas de la oposición a Massa no pasan a fondo por la cuestión inflacionaria sino más bien por sus vaivenes con el Kirchnerismo y con su pertenencia al actual gobierno. Hoy es habitual escuchar a los candidatos opositores marcar con claridad cómo Massa criticaba duramente a La Cámpora (“Voy a barrera a los ñoquis de La Cámpora”, decía entre tantas otras cosas el precandidato hace unos años) y destacar su participación central en el gobierno del Frente de Todos.
Esto también puede explicarse por el hecho de que los principales candidatos de la oposición están ligados estrechamente al gobierno de Mauricio Macri cuyo combate contra la inflación también fue infructuoso (54% de inflación acumulada en 2016), lo cual facilita la devolución de gentilezas.
Suelo citar en mis columnas a George Lakoff, prestigioso investigador estadounidense de lingüística cognitiva y profesor de lingüística en la Universidad de California, EEUU. Su libro central llamado “No pienses en un elefante”, es una brillante tesis de la teoría de los marcos comunicacionales. Lakoff explica con claridad cómo la comunicación política, tanto en las campañas como en las gestiones de gobierno, es una lucha de poder por imponer un marco, es decir, una determinada visión de las cosas. Un mismo acontecimiento que puede ser leído de dos maneras completamente distintas.
Aquí hay una realidad incontrastable: la Argentina experimenta un fenómeno inflacionario gravísimo que lleva a la pobreza a millones de personas que ven cómo sus ingresos tienen cada vez menos poder adquisitivo. Unión por la Patria intentará en esta campaña presidencial colocar en marco comunicacional en un relato concreto: “Esto es culpa de Macri y sin Massa había un abismo”.
La oposición tiene el desafío de poner el marco comunicacional en el ciudadano de a pie que está harto de ver a los políticos discutiendo por quién tiene la culpa y exige soluciones concretas al problema inflacionario. Está claro que, mientras Juntos por el Cambio no salde su interna novelada dotada de capítulos de agresión diaria, el gobierno adquirirá energía para instalar su particular visión de las cosas.
Fuente: Infobae
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