
Las certezas generales sobre la más particular de las temporadas estivales que se vaya a vivir en la ciudad fueron oficializadas por la administración provincial el lunes de la semana pasada en el Museo MAR, con la presencia del gobernador Axel Kicillof en su primera visita a Mar del Plata tras la declaración de la pandemia por coronavirus.
Pero, a la par que se conocieron los primeros detalles de las actividades habilitadas, pautas sanitarias generales y fechas, también comenzaron a tomar vuelo grandes interrogantes que se abren a futuro.
Claro está, la situación epidemiológica que atravesará el país a partir del 1 de diciembre y la capacidad de respuesta del sistema público seguirán siendo protagonistas; pero también crecen las especulaciones respecto al factor económico. Mientras algunos, con fuerte prédica en el gobierno municipal, prefieren apuntar al beneficio que le generarán al turismo interno las restricciones al acceso al mercado de cambios y la disparada del dólar –a lo que se suma el cierre de las fronteras uruguayas-, otros apuntan que pesará aún más la caída del poder adquisitivo de la clase media, limitando su capacidad para solventar los gastos de las vacaciones.
En función de esto último, los operadores turísticos apuestan al impacto del programa Previaje y al Bono Vacacional de $20 mil, los dos proyectos impulsados por el ministerio de Turismo y Deportes de la Nación para el fomento del turismo interno. Al respecto, ya hubo ruido en el sector empresarial, tras conocerse que para acceder al beneficio para el alquiler de carpas en balnearios, se deberá mediar la compra con una agencia de viajes, que incrementa un 15% el importe total.
Por otro lado, en materia sanitaria, el aluvión de turistas obligará a la comuna a engrosar la cantidad de centros de aislamiento. En las últimas semanas, se barajó la posibilidad de que aquellas personas que presenten síntomas mientras veranean y no puedan regresar a su localidad se alojen en el complejo de Chapadmalal. Sin embargo, no hubo confirmación oficial al respecto.
En este marco, también se profundizan los interrogantes al crecer las contradicciones entre Nación y Provincia. En el museo Mar, Kicillof sostuvo que los turistas deberán bajarse la app “Cuidar Verano”, en la que se deberá declarar el destino, alojamiento, cantidad de personas, nombres y otros datos como los teléfonos de contacto.
El cortocircuito sobre la implementación de tal medida surgió cuando, horas después, el ministro de Turismo y Deportes de la Nación, Matías Lammens, aseguró que no iba “a ser obligatoria la utilización de la aplicación Cuidar Verano para ingresar a lugares de veraneo”.
En este berenjenal, el Ejecutivo que conduce Guillermo Montenegro busca, además, una “mirada local” para definir con Gobernación los pormenores de la temporada, ante el 26% de desocupación que hay en la ciudad. Lo hace bajo el mantra “salud más trabajo”. Las negociaciones siguen su curso mientras la comuna aguarda una respuesta sobre el plan de reactivación que elevó a La Plata semanas atrás, con un cronograma de aperturas progresivas, desde octubre hasta diciembre, de sectores que, en muchos casos, tienen ligazón directa con el turismo (gastronomía, hotelería, cines y un aumento en el aforo de los comercios minoristas).
El otro eje que genera incertidumbre es la nocturnidad. La prohibición, por ahora, de las discotecas podría ser todo un dolor de cabeza si no se pone el ojo sobre la proliferación de eventos sociales en lugares cerrados. “La clandestinidad nos preocupa, porque al evitar los boliches y reuniones –que hoy los tenemos controlados-, en el verano vamos a tener que controlar más”, planteó Montenegro días atrás, luego del lanzamiento oficial de la temporada.
Con una inversión de $1.400 millones para este año por parte del gobierno provincial, el Operativo Sol podría ser una de las claves para avanzar en el rastreo de este tipo de actividades. Justamente, el intendente le pidió colaboración a Carlos Bianco, el Jefe de Gabinete provincial, para afectar a algunos agentes de seguridad a esta tarea. La comuna también intentará establecer puentes de acuerdo para cuidar las playas y garantizar el cumplimiento del distanciamiento social en los 43 kilómetros de costa que tiene Mar del Plata: todo un ajedrez teniendo en cuenta la necesidad de respetar la distancia entre las personas.
fuente:www.latecla.com
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