En el menú de medidas oficiales para aliviar el parate económico provocado por la cuarentena, el Gobierno decidió volcar una fuerte cantidad de fondos para financiar a tasas blandas a las micro, pequeñas y medianas empresas con el objeto de evitar uno de sus mayores temores: que la semana próxima, sus empleados no cobren sus salarios.
El Banco Central anunció que el sistema financiero podría llegar a disponer de $350.000 millones para ese sector. Pero al mismo tiempo que diseñó esta ayuda, llegó la cuarentena total y el cierre de las sucursales. En ese escenario, gobierno, bancos y pymes se enfrentan a desafíos cruzados: hay pymes a las que los créditos blandos les parecen demasiado duros, hay bancos que no quieren prestar contrarreloj y sin analizar sus riesgos, hay un Poder Ejecutivo al que le urge que haya plata en los bolsillos y, en el medio de todos, una marcada dificultad operativa para hacer desde el teletrabajo lo que habitualmente se hace en una reunión con papeles sobre la mesa.
En este complejísimo escenario, no obstante, se lograron avances. Entre el jueves y el viernes, el Banco Central, el Ministerio de Desarrollo Productivo y las tres cámaras bancarias unificaron las condiciones de una línea orientada a financiar salarios de las mipymes e incluso de monotributistas. ¿Las condiciones? Una plazo de 12 meses con 3 de gracia, una tasa del 24% anual, garantía del Fogar y monto máximo equivalente al 100% de la masa salarial de la empresa.
El acuerdo surgió gracias a un elemento clave: para definir el otorgamiento, los bancos privilegiarán la acreditación de los fondos del préstamo directamente en las cuentas-sueldo de los empleados de la pyme. Cualquier fantasma de que el empresario use el dinero con otro destino en un escenario financiero tan particular, quedó disipado.
Ningún banco va a ponerse a analizar una carpeta de una pyme que no conoce en este escenario de incertidumbre total. Con los clientes, es distinto, explicó el ejecutivo de un entidad
Algunos bancos ya hicieron saber que ofrecerán esta línea y otros, se estima, se sumarán en los próximos días. La instrumentación no es un escollo insalvable, ya que el banco que presta es quien administra las cuentas sueldo de su cliente.
Otra vía de financiamiento rápida para que pymes y comercios salgan del paso es el adelanto de cuenta corriente. El “descubierto” no requiere de mayor trámite, es simple de implementar y su tasa promedio en el sistema supera el 40%. El Banco Provincia, por ejemplo, salió a ofrecer la ampliación del acuerdo de cuenta corriente al 24% a 90 días para sus pymes clientes en pago de haberes. El Banco Nación, que tiene 300.000 cuentas sueldo, anunció iguales condiciones.
Otros bancos saldrán con líneas similares, siempre que sea para clientes propios. “Ningún banco va a ponerse a estudiar una carpeta de una pyme que no conoce en este escenario de incertidumbre total. A nuestros clientes los vamos a apoyar, por supuesto, pero nadie va a asumir otros riesgos. Si el Gobierno espera una ventanilla automática para financiar a las pymes, eso no va a ocurrir”, explicó un ejecutivo de una entidad.
“Cada banco, pese a la emergencia, no descuidará su estrategia comercial. Los bancos públicos pueden acompañar más o ser más receptivos. Pero en algunos bancos privados, las pymes pueden no estar entre las prioridades. Mucho menos a tasas tan negativas como éstas”, agregó.
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