
Representantes de todos los distritos que componen la cuenca de lagunas Encadenadas del Oeste volverán a verse las caras hoy, junto al subsecretario de Infraestructura Hidráulica bonaerense, Rodrigo Silvosa, para determinar los próximos pasos que se darán en las zonas inundadas de nuestra región.
El encuentro se llevará a cabo hoy, a partir de las 11, en la municipalidad de General La Madrid.
Las posiciones son bien distintas: Guaminí, sin dudas el distrito más complicado, necesita desesperadamente poder trasvasar aguas de las lagunas Alsina y del Monte, que representan un peligro potencial para sus localidades. El canal aliviador hacia el sistema del Salado ya no alcanza, y plantea poder derivar hacia Epecuén.
Además, pide que ya no se desvíe agua hacia el sistema desde el Partidor de Piñeyro, y que el agua del río Sauce Corto se envíe por el arroyo Huascar hacia el Vallimanca.
Aquí entra a tallar la posición de Coronel Suárez, con el acompañamiento de General La Madrid. Los productores, Sociedad Rural y municipio aseguran que si se permite esto último, muchos campos en ese camino quedarían inundados debido al gran caudal que desciende desde las sierras de Curamalal. Además, sostienen que no se puede enviar más agua a un sistema colapsado, como es la cuenca del Salado.
Carhué y Adolfo Alsina representan la tercera posición. Tomando como argumento fundamental el recuerdo de la inundación de Epecuén en 1985 y el hecho que el nivel de la laguna está aún 2 metros por encima de lo establecido en el manual de operaciones de la cuenca -como el permitido para trasvasar líquido desde aguas arriba-, desde el municipio se niegan rotundamente a la posibilidad de la apertura de las compuertas de Rolito y en ingreso de más agua.
El 1 de agosto, Silvosa se había comprometido en Puan a la instalación de un tapón en el Partidor de Piñeyro; que el arroyo Pigüé no se trasvase hacia Epecuén -por consiguiente, seguiría desagotando en el Lago del Venado; que el Alteo del Mataco se realizase con las medidas y los desagües propuestos por Guaminí -no con los lineamientos originales-; y a la realización de tareas de limpieza y recambio de compuertas en el sector de Rolito.
Sin embargo, a más de un mes y medio de estos anuncios, de todos estos trabajos solo se llevó a cabo el tapón, que fue arrasado por el agua que bajó desde las sierras por el Sauce Corto, y volvió a construirse. La situación es hoy mucho más complicada en la cuenca, sobre todo en cercanías a los cascos urbanos de Bonifacio y Guaminí.
fuente:www.lanueva.com.ar
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