El antiquísimo método pedagógico de los marginales grupos de la mal llamada “izquierda combativa” que participan, (a su especial manera), de la Democracia que todos los argentinos supimos conseguir, es interesante y digno de algún análisis.
El primero de los puntos que vale la pena observar es el de la aparentemente escasa capacidad de comprensión de quienes sirven de “herramienta” para concretar los destrozos, desmanes y otras acciones que supuestamente tienen como objetivo convertirse en el centro de atención de los Legisladores que, (dentro del recinto del histórico Congreso Nacional), deciden el presente y futuro de los argentinos, pues a pesar de repetir esta misma parodia orgásmica de romper, robar y quemar, desde hace décadas, jamás han logrado torcer la voluntad de las mayorías parlamentarias ni siquiera para conseguir que les instalen un cuerpo de baños químicos en la plaza.
Algunos sectores de la mal llamada izquierda combativa tendrían que recapacitar y darse cuenta que, desde que los Argentinos emitimos el primer sufragio, hasta nuestros días, jamás los hemos elegido como opción y por ende jamás han logrado generar ascendencia alguna más allá de pequeños sectores que ni bien consiguen un laburo que les genere mejoría, abandonan raudamente las estúpidas ideas anarquistas que les motivaron, en muchos casos, posiblemente el único antecedente policial de sus vidas.
Por supuesto que los que están puertas adentro del gigante revestido en mármol de Carrara, se hacen muy poca mala sangre por lo que ocurre en las inmediaciones de su privilegiado recinto. Apenas un puñado de casi siempre desconocidos legisladores, acometen con la misma parodia todas las veces que el tumulto les enciende la tan anhelada lucecita roja de las cámaras de televisión: Alzar las voces para hacerle llegar el reclamo por las “víctimas reprimidas” al mismísimo Presidente de la Nación, (debe ser una cuestión de género porque cuando teníamos Presidenta, no la responsabilizaban por estas mismas acciones).
Pero de ¿qué víctimas hablan?, acaso alguna vez dieron los nombres o los pudimos ver en reportajes… Es extraño ¿no?, siempre que se habla de victimas, el único registro público conocido resulta ser el de policías heridos, transeúntes agredidos, comerciantes que quedan en la calle por roturas y saqueos y patrimonio público, (es decir de todos nosotros), robado, destrozado, quemado y vandalizado… en pos del gran objetivo de la izquierda combativa nacional… que posiblemente resulte ser que les pongan baños químicos en la plaza del Congreso. Habría que escucharlos.
DOMINGO SAN ROMAN

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