El asesinato a sangre fría de dos jóvenes mujeres integrantes de la fuerza policial de la provincia se suma a la trágica lista de efectivos que mueren a manos de una delincuencia cada día más feroz e indolente. La sociedad asiste a un drama cotidiano pues los ciudadanos también se suman a esta temible tragedia, casi cotidianamente.
El gobierno no atina a dar en el blanco para disminuir la violencia, la justicia es mucha veces autista ante el reclamo de la sociedad y el resultado es miles de vidas destrozadas, en primer lugar los muertos y en segundo lugar sus deudos.
A la propuesta del gobierno de desplegar las fuerzas militares en las fronteras más calientes para trasladar desde allí a las fuerzas de seguridad apostadas, como Gendarmería y Prefectura, a las zonas más violentas de las grandes ciudades como el Conurbano, Rosario, Mar del Plata y Córdoba, se niegan los organismos de abierta oposición aduciendo que el gobierno quiere volver a militarizar la sociedad. Es una mentira y lo explican quienes entienden del tema: la necesidad que se presenta en Argentina es de urgencia social y cultural. La acción de los que eligen delinquir es cada día más cruel y se lleva el esfuerzo de la sociedad que quiere trabajar en paz y con seguridad.
Las vidas de las dos jóvenes policías asesinadas este fin de semana parecen haber despertado una indignación generalizada pero aún así no se oyen las voces de quienes deberían acompañar este dolor y trabajar para evitar que se pierdan más vidas de argentinos que trabajan para darnos seguridad cada día y se ven expuestos al riesgo permanente de ser atacados en cualquier momento.
Algo tiene que cambiar y es urgente que la sociedad exija y acompañe el cambio para evitar más muertes, no es posible que quienes deciden tomar la vida del prójimo tengan la libertad de amenazarnos a todos y anden impunemente por las calles.
Ninguna sociedad del planeta permite semejante estado de cosas.
Una oración a la memoria de todos los argentinos de bien que perdieron su vida en todos estos años de locura.
DOMINGO SAN ROMAN
Excelente tu nota Doni y completamente de acuerdo
Como hace tiempo me expreso, el origen del problema esta en el congreso inmoral que dicta leyes a favor de los delincuentes y los jueces que las aplican amparándose en las mismas
Por otra parte los gobiernos seudo populistas crean el odio al uniforme sea cualquiera que lo vista, como apoyando al pueblo (y lo están destruyendo, tambien lo hacen con la educación) así por la espalda delinquen con guantes blancos