
Se extiende en el tiempo la promesa y el camino se hace demasiado largo para una sociedad impaciente y exigente como la nuestra.
El Gobierno de Macri comienza a sufrir el desgaste que conlleva la toma de decisiones que tienen, en algunos casos, un destinatario único: la clase media argentina, esa que siempre fue el orgullo de esta Nación, sin embargo sigue siendo también el burro de carga que lleva a sobre su lomo a un Estado incompetente y demasiado grande.
Lamentablemente este gobierno sólo da algunas muestras de tener intención de achicar el déficit fiscal, pero son deseos aparentes que no dejan de ser sólo anuncios pomposos.
La sociedad no es tonta y sabe que mientras la política siga con sus vicios y prebendas, nada cambiará y seguiremos viendo como el esfuerzo cotidiano de generaciones de Argentinos se cuela hacia las arcas oficiales convertido en impuestos y cargas cada día más asfixiantes.
Mientras esto ocurre la soberbia de algunos funcionarios del Cambiemos, se sostiene con absoluta impunidad aunque eso signifique que el Gobierno haya perdido la brujula y camine a un incierto malestar social que se fermenta en las usinas del otro 50% que tras habernos expoliado y robado, siente olor a sangre y se relame con la posibilidad que la ruleta de la política pueda dejarle a disposición en el 2019 el sabroso botín que generamos los ciudadanos cada día en este país.
DOMINGO SAN ROMAN
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