Javier Milei no necesita tener un prodigioso programa de gobierno, ni siquiera tiene demasiados funcionarios influyentes y mucho menos equipos descollantes.
El tiene a su favor, hoy en día en Argentina, la virtud más preciada… la honestidad.
Mientras la historia escribe sus páginas más vergonzosas ante la aparición permanente de escándalos y desfalcos, que no es necesario enumerar aquí, el actual presidente camina tranquilo y con la frente alta, mientras se confirman sus dichos de pre campaña, campaña y ahora de su turbulenta gestión.
“Milei lo dijo”… bien podría ser el lema de las elecciones del año próximo, sin siquiera la necesidad de pegar un sólo afiche.
Lo que parecían exabruptos y declaraciones irracionales, a medida que avanzan los meses se van confirmando y hasta más escandaloso de lo que Milei afirmaba en las tribunas televisivas.
Una casta desaforada, soberbia y delincuencial ha venido arrasando a nuestro país desde diferentes espacios del poder acumulado y la impunidad histórica.
A Dios gracias y seguramente por efectos del destino, se van destapando las miserables acciones, no de uno ni de dos funcionarios, ya son decenas los que aparecen con los dedos marcadois en cuantas cajas había disponible para robar, especular y generar prevendas a diferentes sectores, agrupaciones e individuos.
Sin duda el escándalo de esta semana protagonizado por el ex presidente Fernández, será el obituario de una clase dirigente política que, (salvo honrosas excepeciones, que siempre las hay), se ha regocijado hasta el hartazgo con el sufrimiento y la miseria de más de la mitad de los habitantes de esta bendita y generosa Nación.
No me agradan sus formas, no creo demasiado en su proyecto político económico y dudo que pueda lograr todo lo que afirma… pero por ahora Javier Milei, sólo él… me continúa pareciendo honesto.
Ojala no esté equivocado.
DOMINGO SAN ROMAN
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