Leo Messi, el ejemplo que inspira a los estudiantes a ser personas felices, responsables y comprometidas

En un contexto donde la educación se ha visto afectada por múltiples crisis en el mundo, encontrar maneras efectivas de motivar a los estudiantes se ha convertido en una prioridad. Según Verónica de Andrés, para fomentar la motivación, se debe partir de un precepto básico de educación: ir adonde los chicos están y empezar desde ahí para llevarlos a donde se desea.

“Es fundamental preguntarse en qué están interesados, cuáles son sus desafíos, quiénes son sus ídolos y héroes. Desde esos intereses, se puede construir un camino educativo y determinar qué se les quiere enseñar”, así comenzó la charla con Verónica de Andrés organizada por Ticmas y Fundación Varkey en Villa Ocampo. De Andres es autora de Messirve, un libro donde se plantea una solución innovadora: utilizar los valores de Leo Messi para inspirar y enseñar a los más chicos a ser personas felices, responsables y comprometidas.

“Hoy en día, los chicos están muy interesados en Leo Messi, y este interés puede ser un buen punto de partida. En una entrevista, cuando él tenía 16 años, le preguntaron si había soñado o imaginado ganar un premio importante. Messi respondió: “Este momento lo soñé mil veces.” A partir de esa respuesta, nos interesamos en su trayectoria, sus obstáculos y dificultades, más allá de sus logros futbolísticos” señaló la autora del libro.

En medio de este análisis de la vida del astro argentino, descubrió junto a Florencia, su hija mayor, que es escritora y coautora del libro, que lo que ha sostenido la carrera de Leo y le permitió perseverar hasta lograr el Mundial, son los valores; algo esencial y más necesario que nunca para los jóvenes hoy en día. Agregando que en una época donde todo cambia rápidamente y es efímero, los valores perduran y nos sostienen a lo largo de la vida.

Por eso escribieron ‘Messirve’, tomaron fragmentos de la historia del jugador campeón del mundo con Argentina, y extrajeron valores para enseñarlos a los jóvenes, logrando que las nuevas generaciones se alejen de las pantallas y se interesen en la lectura, un hábito crucial para el desarrollo neuronal y cognitivo.

En el libro ‘Messirve’, tomaron fragmentos de la historia del campeón del mundo con Argentina y extrajeron valores para enseñar a los jóvenes, logrando que se alejen de las pantallas y se interesen en la lectura – Crédito EFE/EPA/MOHAMMED BADRA
En el libro ‘Messirve’, tomaron fragmentos de la historia del campeón del mundo con Argentina y extrajeron valores para enseñar a los jóvenes, logrando que se alejen de las pantallas y se interesen en la lectura – Crédito EFE/EPA/MOHAMMED BADRA
¿De qué manera se puede tomar un referente que sea una influencia positiva? Hay muchos deportistas, músicos y artistas que han conseguido logros, pero no todos se convierten en figuras positivas o ejemplos a seguir.

Lo investigamos a él y lo seguimos por muchos años. Lo que vimos y el enfoque que le dimos no es el del superhéroe, sino el de alguien que tiene que luchar. Se le presentaron mil obstáculos, como que, a los 8 años, le dijeron que no podría seguir jugando al fútbol en las primeras ligas porque no crece lo suficiente, o que lo rechazaron en el club de sus sueños. Ese chico que atraviesa adversidades, que persevera en su sueño, es la mentalidad que nos interesó estudiar y las características que él tiene, como la perseverancia. Si quieres que los chicos perseveren en los estudios, dales a leer la historia de Messi y cómo él superó las dificultades. Nosotros les decimos que puso los ojos en la meta y, cuando alguien pone los ojos en la meta, no ve los obstáculos.

Cuando comencé a escribir el libro, mi hijo, que es muy fanático de Messi, me dijo que deben ser 10 valores, por el número de su camiseta. Creo que podría haber encontrado más de 20, pero estos 10 valores son los que los chicos necesitan: perseverancia, disciplina (aunque esta palabra puede sonar desagradable por nuestras experiencias pasadas). No hablamos de disciplinar con retos y amenazas, sino desde la educación afectivo-efectiva. La palabra disciplinar viene de hacer discípulos. Los chicos pueden ser discípulos de él y ver la disciplina que tuvo que tener, por ejemplo, cuando le dijeron que tenía que ponerse una inyección todos los días. Seguramente hubo días en que no tenía ganas de hacerlo, especialmente cuando iba a casa de un amigo a jugar. Al ponerse la inyección, mostrar sus falencias y dificultades todos los días, pero lo hizo y aprendió a ponerse él mismo la inyección.

¿Cómo acompañamos a los estudiantes en ese entrenamiento sobre los libros?

El libro tiene una parte que es la anécdota; es una de las partes más cortas. Después, tiene una sección de reflexión con preguntas, sobre qué lo habrá motivado a hacer esto y cómo pudo superarlo. Además, hay una parte que llamamos “análisis post partido”, que es para que padres y educadores se hagan estas preguntas, charlen y debatan con los chicos. Los chicos tienen una enorme capacidad de reflexión, solo que durante siglos la educación se ha dedicado a darles las respuestas.

El verdadero educador sabe que lo importante es hacer las buenas preguntas, por eso el libro está lleno de ellas. Tengo un espíritu docente, con más de 30 años trabajando en el campo de la educación con innovación. Hace tiempo me di cuenta de que la educación efectiva tiene que ser emotiva, ya que las emociones juegan un rol importante. Mi experiencia docente también está en este libro, ya que incluye actividades prácticas. Por ejemplo, uno de los valores de Messi es la excelencia, que no es perfección, sino querer ser mejor cada día. Él, sin haber estudiado en una prestigiosa universidad como Harvard, habla de conceptos enseñados en las mejores escuelas de negocios del mundo. La excelencia es querer ser mejor cada día. Él ni te habla del concepto japonés de Kaizen (mejora continua), pero lo encarna y dice que el día que no tenga nada que mejorar, estará listo.

A veces me preguntan por dónde empezar; es fácil. Pon un tablero en la pared de su casa o aula y empieza con dos fotos: una donde el chico se vea rodeado de gente que lo quiere (padres, abuelos, amigos) y otra donde se vea a sí mismo haciendo algo que le salga bien (un deporte o una tarea).

Florencia, mi hija mayor, es escritora y ha colaborado conmigo en el libro. Ella dice que sospecha que la semilla de la escritura se plantó cuando la destacó en ese rincón de logros, poniendo un poema suyo que me pareció bueno. Ese día, ella empezó a darse cuenta de que podía escribir bien. Las semillas que plantamos hoy son las flores de mañana. Todo esto no es teórico, es sumamente práctico.

Hace más de 30 años que ingresé al campo de ofrecer a los docentes las mejores herramientas. Siempre les digo que ellos no son solo el profe de historia, inglés o matemáticas; son un espejo donde los chicos se miran y que les devuelve una imagen. Pregúntese, ¿qué imagen les estamos devolviendo?

El primer espejo son los padres, cuya repetida valoración o crítica forma la primera imagen que el chico tiene de sí mismo. El segundo espejo son los docentes, cuyas palabras de aprecio o desdén moldean la autoimagen del estudiante. Un chico con una imagen positiva de sí mismo se atreve a todo, se cae, se levanta y empieza de nuevo. Pero una imagen negativa crea lo que en coaching llamamos creencias limitantes: “no puedo”, “no sé”, “no tengo”. Luego, es necesario un enorme trabajo para eliminar esas barreras.

Verónica de Andrés señaló que los profesores no son solo enseñan historia, inglés o matemáticas; son un espejo donde los chicos se miran – Crédito Skynesher / Getty
He trabajado con docentes en los cinco continentes, en lugares como Suecia y Nigeria, y por supuesto en Argentina. Descubrí que los docentes están ávidos de aprendizaje y herramientas porque enfrentan un mundo cada vez más complejo, con chicos que son más multitasking y se aburren más rápido. Sin embargo, cuando les das algo que los apasiona y nutre el alma, responden positivamente.

Una actitud docente que puede cambiar la historia de un chico es pescarlo haciendo algo bien. Históricamente, el enfoque del docente ha sido señalar los errores. Imagina un estudiante de primaria que escribe una redacción con dedicación y, al recibirla de vuelta, solo ve sus equivocaciones señaladas en rojo. Ni una palabra sobre lo que hizo bien, ni una idea interesante para desarrollar, ni una felicitación por un mérito. Debemos erradicar este enfoque, no solo por bondad, sino porque las investigaciones en neurociencias y psicología cognitiva demuestran que un chico que se siente seguro se anima a aprender.

Un chico se siente seguro cuando hay límites claros y cuando el docente lo encuentra haciendo algo bien y se lo dice. Según otro principio del coaching, lo que se enfoca, crece. Con pequeñas herramientas como estas, los docentes tienen más ganas porque la tarea en el aula se hace más fácil; los chicos están más despiertos y encantados de aprender. Algo similar pasó con Leo Messi en el Mundial: sus compañeros querían que él triunfara porque lo querían. En el aula, una relación afectiva similar hace florecer lo cognitivo, y los chicos quieren aprender por el docente que tienen enfrente. Por eso, escribimos.

El valor de las etiquetas y el reconocimiento

Cuando digo “pescarlos haciendo algo bien”, me refiero a destacar algo que el chico realmente hizo bien, donde se destacó. Sin embargo, también quiero advertir sobre las etiquetas, tanto negativas como positivas. Las etiquetas negativas, como “sos un incapaz” o “sos un desastre”, son muy dañinas. Pero las etiquetas positivas también pueden ser una carga difícil de llevar, como “sos el mejor de todos” o “sos un genio”.

Decirle a un chico “sos un genio” puede ser contraproducente. Es mucho mejor destacar por qué lo que hizo fue genial. Por ejemplo, podemos decirle “lo que hiciste es una genialidad” y explicarle por qué: “Me parece una genialidad porque vi el esfuerzo que pusiste, el tiempo que invertiste y las veces que lo rehiciste hasta que te gustó”. Esto es distinto a declarar algo con autoridad absoluta.

Así, nos convertimos en ese espejo donde el chico se ve reflejado, separando a la persona del comportamiento. No es lo mismo decir “sos un genio” que “esto que hiciste es una genialidad, y te explico por qué”.

Perspectivas futuras: esperanza en la educación

Finalmente, la autora del libro, señaló que a pesar de los desafíos actuales, hay razones para ser optimistas sobre el futuro de la educación. La disposición de los docentes a adoptar nuevas herramientas y métodos, y la capacidad innata de los chicos para aprender y adaptarse, son fuentes de esperanza. “Nuestros chicos son la esperanza de un mundo mejor. Si tienen confianza y vínculos fuertes, llegarán lejos a pesar de los fracasos que puedan enfrentar”, aseguró.

fuente:www.infobae.com

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