Cuenta la leyenda que Marcelo Gallardo fue tratado “como un rey” en su visita a Arabia Saudita en enero, cuando dirigió al equipo Saudi Pro League XI (las estrellas de la loca ligal, con Cristiano Ronaldo como nave insignia) contra el PSG de Lionel Messi. El Muñeco, recientemente desocupado por iniciativa propia, puso en pausa brevemente sus vacaciones tras su brillante paso por River para la excursión a Asia. Durante una de las recepciones, los jeques fueron al grano: le ofrecieron un monto impactante para quedarse dirigiendo en uno de los equipos de la élite.
Pero el técnico estaba en merecido reposo. Tras ocho años y medio de gestión en Núñez y con 14 trofeos en las vitrinas producto de ese período, la barra de energía aún estaba lejos de estar completa. Aunque sincera, esa no era una respuesta a la altura de la propuesta. Entonces, instruyó a su representante a multiplicar por tres el número para recibir el no, que finalmente llegó. No obstante, una puerta quedó abierta.
Y tanto el ex enganche, de 47 años (su último aniversario lo celebró precisamente en Riad), como su cuerpo técnico atravesarán esa puerta entre viernes y domingo, cuando se embarcarán hacia Arabia Saudita para hacerse cargo del Al Ittihad, el último campeón local y candidato en la Champions League asiática; hogar de estrellas de la estatura de Karim Benzema, Fabinho o N’Golo Kanté. No será en la capital, sino en Yeda, a orillas del Mar Rojo, donde harán base en esta nueva experiencia que se extenderá, en principio, por 18 meses, tiempo de duración del contrato a firmar.
Ahora bien, ¿qué sucedió para que Gallardo aceptara el ofrecimiento de los Tigres y no continuara aguardando el proyecto justo para su salto a Europa, más allá del ineludible factor económico, que lo convertirá en uno de los entrenadores mejor pagados del planeta?
Sacando aquella incursión en el estadio del Rey Fahd, la última vez de Gallardo en un banco de suplentes fue el 13 de noviembre de 2022, en el amistoso en el que River goleó 4-0 al Betis. Transcurrió poco más de un año. En la planificación del DT, el parate iba a durar hasta junio. Y la fecha no era azarosa: le daba al equipo todo un semestre para cargar la batería y, al mismo tiempo, pisaba la pelota a la espera de un ofrecimiento atractivo con una pretemporada mediante y el mercado de pases para ajustar el plantel. El Muñeco prefería no tener que apelar al traje de bombero en una primera aproximación a Europa.
Mientras, el ex enlace disfrutó de su familia, viajó (se lo vio en el Sur, en Colombia y en Río de Janeiro) y se reseteó. La conclusión es que tal vez no le salieron las ofertas de los clubes que aguardaba. Sí se dieron contactos varios, pero concretamente hubo dos que avanzaron con mayor fuerza. Uno, el del Olympique de Marsella. Gallardo y sus principales asistentes (Matías Biscay y Hernán Buján) hasta se juntaron a ver partidos del equipo y analizar virtudes y falencias, para observar qué necesitaban reforzar. Hasta que llegó el stop del head coach: “No la veo”. Y lo que parecía un hecho, el aterrizaje en uno de los grandes de Francia, terminó quedando trunco.
La otra opción concreta se dio con el calendario ya avanzado, y fue la del Sevilla. El intento de los andaluces se dio con la temporada ya iniciada, cuando el último campeón de la Europa League despidió a José Luis Mendilibar, a principios de octubre. Fue la primera señal de que el paso del tiempo ya había hecho cambiar la mirada del orientador: estaba a dispuesto a asumir con la pelota corriendo y sin la arcilla fresca para moldear. En esta ocasión, la falta de acuerdo fue por cuestiones contractuales.
Otras veces había sonado el teléfono de Juan Berros, agente del Muñeco. El Villarreal, por caso, supo sondearlo. Pero cuando Al Ittihad decidió prescindir del portugués Nuno Espíritu Santo, enfrentado con Benzema, sus directivos pensaron otra vez en Gallardo. Esta vez, con un ofrecimiento que dobló aquella oferta fundacional de enero (los montos formales no trascendieron). Fue durante el fin de semana, pero la noticia explotó el lunes, mientras el DT observaba en Junín el empate 0-0 del Sarmiento de su hijo Nahuel y Godoy Cruz, por la Copa de la Liga.
El animal competitivo ya estaba pidiendo acción, por supuesto. Pero hubo más. Diego Borinsky es el periodista que mejor conoce al Muñeco. Se transformó en su biógrafo y retrató su vida y su carrera en tres libros imperdibles: Gallardo Monumental, Gallardo recargado y Gallardo eterno. Consultado por Infobae, buceó en las razones detrás de la aventura que, seguramente, hará que los hinchas de River pasen a mirar con interés la Saudi Pro League y que en los comercios y los puestos callejeros proliferen las camisetas de diversa autenticidad del Al Ittihad.
“Según lo que yo creo, más allá de lo económico, pasó un año sin trabajar, y eso puede que también le pese un poco, porque tiene un cuerpo técnico”, prologó. Entre su primera etapa al comando de un plantel en Nacional de Uruguay (donde se bordó la primera estrella) y su asunción en el Millonario habían transcurrido dos años. Pero en el medio terminó de armar su equipo de trabajo, que se nutrió y fortaleció. Ahora sintió que el llamado del silbato había llegado.
El abrazo de Messi y Gallardo en Riad
“Tiene el Mundial de Clubes por delante, que es una vidriera importante. A Arabia están llegando futbolistas y entrenadores muy importantes. Y los equipos están vinculados con la Premier, porque los dueños también lo son de clubes como el Chelsea, el Newcastle… Es estar codo a codo con ellos”, añadió Borinsky. En efecto, el Fondo de Inversión Público (fondo soberano de Arabia Saudita) tiene intereses en Al Ittihad, Al Hilal y Al Nassr, pero también en los mencionados clubes de Inglaterra. Un puente que el ex 10, por capacidad, tranquilamente puede cruzar.
“Seguramente para él sea una experiencia y le puede servir como una escala antes de Europa. Además, tendrá por delante el desafío de dirigir a nombres importantes”, concluyó el periodista y escritor, que tal vez tenga que escribir un cuarto libro, pero para presentar en Yeda, a 12.000 kilómetros de Buenos Aires.
Fuente: Infobae
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