Un paciente con la enfermedad de Parkinson volvió a caminar gracias a una neuroprótesis, creada por científicos del Hospital Universitario de Lausana, en Suiza, que permite que quienes padecen esta afección en fase avanzada recuperen la marcha de forma normal, una habilidad que se pierde en nueve de cada diez casos.
“Caminar en una tienda sería realmente difícil, imposible antes, debido a la congelación de la marcha que a menudo se produce en esos entornos. Ahora ya no me pasa. Ya no tengo congelación”, dijo Marc Gauthier, que vive cerca de Burdeos, Francia, en una rueda de prensa donde se presentó la nueva tecnología. Al paciente se le implantó quirúrgicamente una neuroprótesis experimental de médula espinal para corregir los trastornos de la marcha debido a la enfermedad de Parkinson.
El estudio, publicado en la revista académica Nature Medicine, detalla cómo funciona la neuroprótesis al dirigirse a áreas específicas de la médula espinal con estimulación eléctrica que están asociadas con la marcha.
El equipo planea crear una tecnología adaptada a las necesidades específicas de los pacientes, según como la evolución de la enfermedad en cada uno de ellos. Para esto, se realizarán en los próximos meses otros ensayos clínicos con seis pacientes, que serán financiados con aportes de la Fundación Michael Fox, creada por el actor Michael Fox, una de las celebridades con Parkinson más reconocidas en el mundo por su papel en “Volver al Futuro” y que financia investigaciones para encontrar una cura a esta enfermedad degenerativa.
Según el doctor José Bueri, consultor del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Austral y docente en la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral, especialista en Parkinson y trastornos del movimiento, expresó a Infobae: “Este es un tratamiento experimental de alta complejidad, que podría aplicarse en determinados casos seleccionados, no sería para todos”.
Esta neuroprótesis, que permite que los enfermos de Párkinson en fase avanzada puedan volver a caminar de forma normal (REUTERS/Denis Balibouse)
“Al principio no pensaba que pudiera sentir un efecto inmediato, pero en cuanto me implantaron la neuroprótesis sentí la mejoría”, aseguró el paciente piloto del proyecto, quien antes solo podía desplazarse con mucha dificultad, no podía subir escalones ni darse vuelta, todo lo cual ahora puede hacer de forma natural, con seguridad. Incluso puede caminar sin ninguna ayuda unos seis kilómetros, sin dolores ni cansancio.
“Llevamos muchos años trabajando en la estimulación de la médula espinal de forma selectiva para restaurar la locomoción después de lesiones”, explicó el neuroingeniero español Eduardo Martín Moraud, responsable del proyecto -al que se ha dado el nombre de NeuroRestore- y pionero en otras investigaciones con pacientes parapléjicos.
NeuroRestore es un centro de investigación, innovación y tratamiento que desarrolla y aplica estrategias de bioingeniería que involucran intervenciones neuroquirúrgicas para restaurar funciones neurológicas. “Nuestro programa de investigación tiene como objetivo aliviar los déficits de marcha y equilibrio en personas con enfermedad de Parkinson”, afirman en su portal.
Mark Gauthier, padre de dos hijos, fue diagnosticado de Parkinson cuando tenía 36 años y fue tratado previamente con terapia de sustitución de dopamina y luego con estimulación cerebral profunda en 2004 para ayudar con los temblores y la rigidez. Pero últimamente, y debido al avance de la enfermedad, desarrolló graves trastornos de la marcha que no respondían a ninguna de las dos terapias. Sufría congelamiento de la marcha y a menudo, dijo, y sufría caídas unas cuatro veces al día en promedio, lo que lo obligó a dejar su trabajo como arquitecto.
Entonces, fue invitado a participar en el nuevo estudio para probar la neuroprótesis medular experimental.
El doctor Bueri manifestó: “Este avance, que ya se ha probado en otros casos de pacientes con problemas neurológicos que presentaban parálisis en los miembros inferiores, representa una esperanza para mejorar la marcha y el equilibrio de pacientes con Parkinson y debemos aguardar más experiencia para valorar su utilidad”.
Marc Gauthier con el dispositivo de control remoto de la nueva teconología (REUTERS/Denis Balibouse)
Qué es la enfermedad de Parkinson
La enfermedad de Parkinson (EP) es un trastorno neurodegenerativo que afecta al sistema nervioso de manera crónica y progresiva. Es la segunda enfermedad más prevalente en la actualidad después del Alzhéimer y pertenece a los llamados Trastornos del Movimiento, explica la Federación Española de Parkinson.
En los últimos 25 años se han duplicado los casos de Parkinson en el mundo, situándose en 2019 en los 8,5 millones de personas que padecen la enfermedad, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
De acuerdo al doctor André Felício, neurólogo e investigador médico del Hospital Israelita Albert Einstein de São Paulo, Brasil, “el Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa crónica que afecta con mayor frecuencia a hombres de entre 60 y 65 años o más”. “Una de las características más asociadas a la enfermedad es el temblor de brazos y piernas, incluso en reposo, además de inestabilidad y falta de equilibrio, rigidez articular y lentitud de movimientos”, señaló en el portal del hospital.
“La EP se caracteriza por la pérdida (o degeneración) de neuronas en la sustancia negra, una estructura situada en la parte media del cerebro. Esta pérdida provoca una falta de dopamina en el organismo, una sustancia que transmite información necesaria para que realicemos movimientos con normalidad. La falta de dopamina hace que el control del movimiento se vea alterado, dando lugar a los síntomas motores típicos, como el temblor en reposo o la rigidez”, describe la Federación Española de Parkinson.
A diferencia de la paraplejia, el parkinson no impide que el cerebro mande la instrucción del movimiento a las piernas a través de la médula espinal, sino que “altera o debilita” la transmisión de este mensaje.
Demencia cerebro senil parkinsonEn los últimos 25 años se han duplicado los casos de Parkinson en el mundo, situándose en 2019 en los 8,5 millones de personas que padecen la enfermedad, según la Organización Mundial de la Salud (OMS)
“El párkinson es una enfermedad muy asimétrica, por lo que generalmente afecta sólo a un lado del cuerpo y con esta técnica podemos estimular de manera selectiva la región más afectada”, aseguró Martín Moraud.
Cómo funciona la neuroprótesis
Antes de probar con humanos se realizaron ensayos con primates a fin de determinar los parámetros que debía tener la neuroprótesis, como la potencia requerida, la zona que se debía estimular en cada caso y el mejor método para hacerlo.
La neuroprótesis está compuesta por electrodos que se instalan encima de la médula espinal y se conectan de forma directa con un neuroestimulador implantado en la zona subcutánea del abdomen, que es a su vez controlado desde el exterior mediante un mando a distancia.
Respecto a la técnica de implantación, la neurocirujana y codirectora de NeuroRestore, Jocelyne Bloch, afirmó que es un procedimiento “totalmente personalizado”, ya que durante la intervención quirúrgica se prueba el efecto de estimulación de los electrodos para ajustar su posición y potencia según cada paciente, en función de la respuesta de sus músculos a los estímulos.
Para desarrollar el implante, investigadores de Francia, Suiza y otras instituciones del el mundo visualizaron y cartografiaron los puntos calientes de la parte inferior de la médula espinal a los que debe dirigirse la neuroprótesis con estimulación eléctrica para aliviar las deficiencias de la marcha y los problemas de equilibrio en un paciente con enfermedad de Parkinson.
03/05/2022 Marc, paciente con Parkinson, vuelve a caminar gracias a una neuroprótesis (Europa Press)
Los investigadores identificaron seis puntos clave para facilitar la marcha. A continuación, implantaron un conjunto de electrodos en la región inferior de la médula espinal de Gauthier para dirigirse a esas zonas.
Los electrodos se conectaron a un estimulador neuronal colocado bajo la piel en la región del abdomen. Ese estimulador estaba programado para aplicar estimulación eléctrica a la médula espinal.
“La conexión entre el electrodo y el estimulador está bajo la piel, todo queda oculto, y se controla el dispositivo con un control remoto”, explicó el neurocirujano doctor Jocelyn Bloch, autor del estudio y profesor del Hospital Universitario de Lausana.
La operación se realizó en el Hospital Universitario de Lausana hace unos dos años. Y tras unos meses de rehabilitación con la estimulación neuroprotésica, Gauthier recuperó la capacidad de caminar de forma independiente utilizando el implante.
Pero esto no es una cura. Los investigadores prevén que su enfermedad de Parkinson siga progresando.
“Con esta estimulación de la médula espinal, todavía tenemos un efecto, pero tenemos que luchar contra síntomas peores y más graves”, dijo Bloch. “Pero aún podemos darle, con la terapia, un poco de calidad de vida”.
Este es el neuroestimulador ARC im de Onward, una plataforma implantable para la estimulación directa y programada de la médula espinal de Marc Gauthier ( REUTERS/Denis Balibouse)
Próximos pasos con la Fundación Michael Fox
Luego de los buenos resultados obtenidos con el caso de Gauthier, el equipo de NeuroRestore planea realizar un ensayo con entre 80 y 100 participantes para demostrar la seguridad y eficacia de la neuroprótesis, y así solicitar la aprobación de las autoridades sanitarias para su uso.
“La idea a la larga es que este tratamiento esté disponible para cualquier paciente con Parkinson, como lo está el tratamiento mediante estimulación cerebral profunda para controlar los temblores y la rigidez que causa esta enfermedad”, explicó por su parte el catedrático en Neurociencia de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL) y codirector de NeuroRestore, Grégoire Courtine.
Según el especialista, el equipo tiene la intención de desarrollar una tecnología personalizada que se ajuste a las necesidades individuales de los pacientes, considerando la evolución de la enfermedad en cada uno de ellos. Para lograr esto, se llevarán a cabo ensayos clínicos adicionales en los próximos meses, en los cuales participarán seis pacientes.
Estos ensayos serán financiados con contribuciones de la Fundación Michael J. Fox, que fue establecida por el actor Michael J. Fox, una de las figuras más destacadas en la comunidad de personas afectadas por el Parkinson debido a su papel en la película “Back to the Future”. La fundación se dedica a respaldar investigaciones destinadas a encontrar una cura para esta enfermedad neurodegenerativa.
Dijo Courtine durante la rueda de prensa que esta investigación en curso llevará algún tiempo, “al menos cinco años de desarrollo y pruebas”.
Los expertos también planean formar en este campo a profesionales de distintos ámbitos de la salud y la tecnología para que puedan trabajar de forma conjunta en el avance y la aplicación futura de esta nueva neuroprótesis.
Fuente: Infobae
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