“Al menos un millón de años antes que los primeros humanos ingresaran a América, los pumas ya habían convertido el continente en su hogar”. Así Emiliano Donadio, biólogo y director científico de Rewilding, describe a Infobae la importancia de este gran felino en cada uno de los lugares donde habita. Dialogar con él permite realizar un viaje a las costumbres de este animal y, además, conocer la importancia que tiene en cada una de las especies con las que interactúa, tanto directa como indirectamente.
Hoy, su trabajo en el estudio y conservación de este felino es único en Latinoamérica. “Creo que solo dos países que tienen proyectos que nos superan: Canadá y Estados Unidos”, señaló.
Su investigación, que comenzó en 2003, fue la “punta de lanza” de otra serie de estudios que permitieron, y aún lo hacen, conocer la importancia que tiene el puma en cada uno de los espacios donde reside. Se trata de uno de los grandes depredadores de la Argentina que, pese a ser perseguido en algunos momentos, hoy habita en casi todo el continente, desde desiertos de altura hasta bosques tropicales, faltando únicamente en algunas regiones cercanas a grandes centros urbanos.
Las investigaciones lideradas por Emiliano Donadio destacan la importancia del puma en la cadena alimenticia de cada región en la que habita
“Soy ecólogo y me interesa mucho cómo interactúan las especies en los ecosistemas donde habitan. Por eso, cuando me fui al exterior para hacer mis posgrados, mi primera idea era trabajar con zorros colorados y grises de la Patagonia. Estamos hablando principios de los 2000 y había un conflicto entre esta especie y los productores ganaderos. Esa fue mi intención, pero mi mentor en Argentina visitó un lugar llamado Parque Nacional San Guillermo, en San Juan, y me contó que era increíble, con vicuñas y pumas visibles durante el día”, aseguró Donadio al recordar sus inicios y cómo este felino ingresó en su vida y carrera.
Luego, tras analizar esta realidad con su director norteamericano de tesis y evaluar cómo eran las condiciones remotas y difíciles de acceso del lugar, la duda sobre qué especie estudiar ganaron terreno. “Me pidió que tome una decisión sobre ese proyecto, primero le dije que no era factible. Pero después de 15 minutos, volvimos a hablar y me dijo que lo piense dos veces. Tras varias semanas de reflexión, decidimos avanzar. Ahí empezó el trabajo”, relató el experto que pertenece a la Fundación Rewilding Argentina.
Este fue el primero de muchos estudios, el punto de partida fue analizar cómo las vicuñas interactúan con los pumas y su efecto sobre los pastizales. Más adelante, fueron los insectos que se benefician de la presencia de este gran felino. Incluso, llegó a evaluar cómo los cóndores y otras aves carroñeras logran su subsistencia gracias a estos depredadores y cómo este impacto se distribuye en el paisaje.
Además de ser depredadores, los pumas en Argentina contribuyen al bienestar de especies carroñeras como el cóndor andino
“Ese proyecto comenzó en 2003 y todavía continúa. En 2014, tuvimos la oportunidad de capturar pumas para ponerles radiocollares, lo mismo que se utilizan con los yaguaretés, pero a una escala más grande. Vimos que era posible, pese a que muchos no lo creían. Aprendimos a capturar pumas, a usar estos dispositivos y aquello que soñamos con muchos colegas, hoy ya es una realidad”, dijo el director científico de Rewilding.
Desde 2019, en el Parque Nacional Patagonia Argentina, en el noroeste de la provincia de Santa Cruz, se colocaron 23 collares; mientras que en el Parque Nacional Monte León, ubicado en la misma provincia, son 16. “También estamos trabajando en otras tres localidades, pero aún son proyectos incipientes”, afirmó el experto.
Una mirada, un proyecto de vida
“Siempre me focalicé en cómo funcionan los ecosistemas y las interacciones de las especies animales, pero cuando empecé a ver pumas en la naturaleza me impactó. Capturar animales, entender cómo se movía cada uno, qué especies mataba y cada una de sus ‘personalidades’ fue, realmente, lo que me encantó. Y este trabajo, que me tuvo durante mucho tiempo en el campo, me permitió poder ver cómo hacían su vida a una distancia de 20 metros – desde un auto- y me impresionó. El poder y la elegancia que estos animales muestran es digno de admiración”, señaló el experto.
Actualmente, el número exacto de pumas es desconocido, pero se sabe que su población “es menor a la que existía antes de la colonización del continente americano”
En palabras del Donadio, “la historia del puma es de éxito, drama y reivindicación. Su tamaño, con adultos de 30 a 100 kilogramos, y agilidad, sumados a sus afilados colmillos y poderosos miembros anteriores, les permiten derribar y dominar a sus presas. Pero, además, son maestros de la emboscada y pueden acercarse a sus presas sigilosamente. Incluso, aunque están adaptados para cazar presas de gran tamaño, pueden subsistir a base de pequeños animales, como roedores y liebres”.
“Al puma se lo considera un gran depredador y, junto con el yaguareté, son los dos grandes depredadores de la Argentina. Ahora, con estas investigaciones tenemos datos de cuán importantes son para las presas, no solo porque las matan, sino porque las sobrevivientes cambian su comportamiento ante el riesgo de ser atacadas. Por ejemplo, en estas zonas comen menos y vigilan más, y esto genera un impacto en los pastos, provocando una vegetación es más alta y compleja, que le dan refugio y comida a otros animales más pequeños”, resaltó Donadio.
Pero eso no es todo, ya que, incluso, “afectan a otros depredadores más chicos, como los zorros, que produce que las aves que anidan en el piso se beneficien porque sus huevos no son depredados por ellos. Como los animales que cazan no se los comen por completo, también se benefician otras especies carroñeras y, finalmente, los restos se descomponen y convierten en nutrientes, logrando puntos calientes de nutrientes que la vegetación puede aprovechar”.
En Argentina, la observación de pumas se está convirtiendo en una fuente emergente de desarrollo económico
“Los pumas son fundamentales para la persistencia del amenazado cóndor andino: los restos de las vicuñas cazadas por los pumas son el principal alimento de esta ave carroñera. Además, regulan las poblaciones de herbívoros y otros carnívoros, entre otros puntos. En definitiva, son actores claves en los ecosistemas que habitan y tienen un impacto sobre muchas otras especies que, generalmente, uno no se imagina”, resaltó.
Resiliencia y adaptación: las claves de la supervivencia del puma
Como Donadio destacó, el puma y el yaguareté son los dos grandes depredadores de la Argentina. Sin embargo, mientras este tigre americano es una especie en peligro de extinción, su “primo más pequeño” logró sobrevivir y hasta recolonizar aquellas zonas donde el hombre buscó “erradicarlo”
“El puma parece que es más resiliente, es más flexible con su dieta y es más pequeño. Y, si bien fue erradicado de muchos lugares en la Argentina, ahora está logrando recolonizarlos. No está en peligro de extinción, le va mucho mejor que al yaguareté, pero eso no quiere decir que tengamos todos los que deberíamos tener”, indicó Donadio. En la actualidad, “no se sabe cuántos pumas hay, pero sabemos que es mucho menor a la que había antes de que esta parte del continente sea colonizada”.
El puma es más que un simple depredador: es un actor clave en el equilibrio ecológico argentino
Por último, Donadio advirtió la relación que este felino mantiene con los humanos. “Los pumas no son agresivos con la gente, en Argentina, salvo dos eventos, no hay ataques de pumas a personas. En toda la historia, solo hay dos y tenemos observaciones de ellos vagando en pueblos y ciudades. Se alejan de la gente. Por eso, la idea de convertirlos en una oportunidad para los emprendedores, ya que se dejan observar, se convirtió en una salida laboral para los locales”, destacó Donadio.
“Hay un cambio de paradigma en el mundo, que Argentina lo está adoptando: la observación de la fauna silvestre como motor de desarrollo económico. En nuestro país, de a poco, va ganando terreno. Con los pumas nunca tuvimos un problema, tenemos que ser respetuosos. Pero aunque los capturamos no atacan, tratan de retirarse”, dijo.
Y para finalizar recordó una experiencia personal: “Una vez caminando por un pastizal de unos 90 centímetros de alto, veo que a 10 metros se levantó un puma. Me quedó mirando, era uno con collar. La conocíamos, generalmente cuando te veía se iba, pero esta vez se me quedó mirando fijo. Como tenía binoculares, se los tiré a un costado. Al ver algo volando, se asustó y se fue. Al llegar a ese lugar, vi que acababa de cazar a una vicuña. No se iba porque tenía a su presa ahí. Al ver esto, agarré los binoculares y me fui. Sabía que ella estaba cerca esperando que me vaya para poder volver y comer. Por eso, mi recomendación es: cuando se enfrenten con un puma, nunca darle la espalda”.
Fuente: Infobae
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