Los esfuerzos del Gobierno por mantener estables las cotizaciones de los dólares financieros no son suficiente para contener a las empresas que buscan refugiarse. La tendencia alcista del tipo de cambio que surge del “contado con liquidación” deja claro que existe una presión continua por sacarse de encima los pesos y hacerse de divisas directamente en el exterior. En otras palabras, el sector privado está dispuesto a pagar un tipo de cambio muy caro con tal de sacarse los pesos de encima.
Ayer esta cotización superó por primera vez los $ 800, sacándole varios cuerpos de ventaja al dólar libre y al dólar MEP. El “contado con liqui” finalizó a $ 803 contra los $ 750 del libre, es decir una diferencia de casi 7%.
Cada vez luce más artificial el dólar MEP, que es donde más interviene el Gobierno para mantener al tipo de cambio bajo cierto control. Ayer, por ejemplo, era posible conseguirlo a un valor de $ 670, gracias a esta suerte de subsidio oficial.
El FMI reveló en su último “staff report” que el Banco Central habría destinado unos USD 1.700 millones en los últimos meses para evitar que los dólares financieros se disparen. Sin embargo, el objetivo no se logró a la luz de los resultados, ya que la brecha cambiaria volvió a superar en los últimos días el 120%.
El panorama luce complicado de cara a las próximas semanas, a medida que aumente la incertidumbre preelectoral, porque se descuenta que la tendencia a la dolarización seguirá en aumento.
La presión alcista sobre los distintos tipos de cambio se hizo evidente en el arranque de esta semana. No solo pesa la incertidumbre electoral y la necesidad de cobertura por parte de individuos y empresas. Los últimos anuncios del Gobierno también implican más emisión monetaria y el peligro de una mayor presión sobre los dólares financieros
Para colmo, las últimas medidas anunciadas por Sergio Massa también parecen haber tenido un efecto negativo en el tipo de cambio. Con una mayor expansión monetaria por delante, la lógica es que aumente la inflación y que esos pesos sobrantes también presionen sobre el mercado de cambios. La suba de los dólares financieros y del tipo de cambio libre en el arranque de la semana parece estar reflejando ese temor.
Otra de las incógnitas que se abre es hasta qué punto el Banco Central conserva poder de fuego, o de intervención, para mantener el dólar MEP controlado y bien por debajo de los restantes tipos de cambio. Sucede que el negocio de comprar en este mercado para luego vender en el libre es cada vez más tentador, con una diferencia de prácticamente 80 pesos por dólares adquirido.
El propio FMI avaló explícitamente el pedido de Massa de utilizar parte de los recursos del desembolso para evitar que se sigan disparando los tipos de cambio o que aumente mucho más la brecha. El resultado por el momento es negativo, lo que despierta dudas sobre el comportamiento del mercado a lo largo de septiembre y especialmente en octubre.
El objetivo oficial sería, por otra parte, sostener fijo el dólar oficial tras la devaluación que se produjo horas después de las PASO, cuando saltó de $ 290 a $ 350. Sin embargo, la disparada de los dólares financieros vuelven cada vez más difícil sostener esta paridad hasta fin de octubre, que es la idea de Massa. Tras culminar ese periodo, el objetivo sería retomar el crawling peg, es decir el ajuste gradual del tipo de cambio para no perderle pisada a la inflación.
La pregunta que también se abre es si realmente este esquema aguantará o no tal como fue presentado hasta después de las elecciones presidenciales, el 22 de octubre. Si no se frena esta dinámica cambiaria a tiempo, la respuesta parece ser más negativa que positiva.
El Gobierno ya restringió, a través de la Comisión Nacional de Valores, el acceso a los dolares financieros, al imponer un cupo de compra semana equivalente a unos USD 35.000. Sin embargo, estas trabas por ahora no fueron suficientes para frenar la escalada de los distintos tipos de cambio, en particular el “contado con liquidación”.
Fuente: Infobae
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