El doble rol de Sergio Massa como ministro de Economía y a su vez precandidato presidencial no resulta fácil de administrar. Por un lado, la política le exige marcar diferencias con el FMI y tensar la cuerda al máximo sobre todo para seducir al kirchnerismo duro, que desconfía de su candidatura. Pero por otro lado, las demoras para llegar a un nuevo acuerdo le están poniendo presión a los dólares financieros, en un contexto de reservas cada vez más escasas.
Los compromisos que deben asumirse ante el FMI son incluso más abultados de lo que se viene mencionando en los últimos días. Un informe de la sociedad bursátil IEB puntualizó que en a fin de mes vencen algo más de USD 3.430 millones: son USD 2.631 que debian enfrentarse a lo largo de julio y se “reagruparon”, pero a eso se suman otros USD 800 millones en concepto de intereses al propio organismo.
Ahora se entró en una verdadero cuenta regresiva, ya que a partir de fin de mes el organismo entra en receso estival, por lo que quedaría tiempo para resolver las puntos controvertidos en las próximas dos semanas. Y aún en caso de que se avance favorablemente, el directorio del Fondo no tendría tiempo material para aprobar un desembolso tan rápido.
En estas condiciones, el escenario que luce más probable es que Massa saque un nuevo conejo de la galera, como ya hizo con las distintas versiones del dólar soja, y active su Plan B: enfrentar los vencimientos pagando directamente en yuanes. Esto es algo que el FMI autoriza y que China también apoyaría.
¿Prestamista de última instancia?
La pregunta en todo caso es que piden a cambio los chinos para actuar como una suerte de prestamistas de última instancia del Gobierno argentino. Ya en el pasado reciente lo hicieron con Nicolás Maduro, aunque igual no se pudo evitar el posterior default de la deuda. La señal preocupa a la Casa Blanca, cuya disputa con China recrudeció luego de la invasión rusa a Ucrania.
No es la primera vez que China actúa como un prestamista de última instancia de un país latinoamericano. Ya lo había hecho con Venezuela y el gobierno de Nicolás Maduro pero aún a pesar de esa ayuda no se evitó el default. En La Casa Blanca miran este acercamiento a los chinos con gran preocupación
Más allá de las cuestiones geopolíticas que hay en juego, el uso de yuanes resulta fundamental para no utilizar las escasas reservas líquidas que quedan en el Central. Para el Gobierno es clave mantener cierto poder de fuego para evitar que los tipos de cambio se disparen justo en medio del proceso electoral y faltando menos de un mes para las PASO.
Massa y Cía, en su misión a China. Reemplazar dólares con yuanes no es una misión sencilla
La suba de los dólares financieros no es alarmante, pero sí merece ser seguida con atención. Con cepo cambiario y un Central que interviene activamente a través del mercado de bonos, Massa procura ingeniárselas para que la brecha cambiaria no se dispare exageradamente.
Prueba de ello es que el viernes sucedió algo que no ocurría hace mucho: el dólar libre llegó a $ 522, superando al contado con liquidación, que terminó en baja a $ 518. En lo que va de año la cotización de la divisa y la inflación aumentan prácticamente lo mismo, un 50%. Esta caída del CCL por debajo del dólar libre refleja los efectos de la intervención oficial.
Tensando la cuerda
Seguir tensando la cuerda en la negociación le da a esta altura un impulso clave a Massa en la pelea interna dentro de Unión por la Patria, y busca quitarle argumentos a quienes desconfían de su figura dentro del kirchnerismo. Pero ese mismo argumento empieza a generar cierta preocupación entre los inversores. No parece un hecho desconectado que las complicaciones con el FMI a lo largo de la semana hayan coincidido con un proceso de dolarización que se profundiza. No es fácil, sin embargo, determinar cuánto del ajuste cambiario obedece al ruido en las negociaciones con el Fondo y cuánto se explica por la típica dolarización de carteras de períodos preelectorales.
Sergio Massa juega con fuego al tensar tanto la cuerda en la negociación con el FMI. Por un lado, ponerse al organismo en contra le suma votos del kirchnerismo duro, que gustan e ese discurso. Pero al mismo tiempo genera más incertidumbre entre los inversores y le pone más presión a la cotización del dólar
Massa se juega mucho en estas semanas. Pero no le pesa tanto la necesidad de cerrar con el FMI, sino evitar que se desborde la situación cambiaria. Haber logrado una reducción de la brecha al 80% fue una de las variables clave que aceleró la desinflación de junio al 6%. Un rebote fuerte de esa brecha cambiaria posiblemente también genere el mismo impacto hacia arriba en los precios, al aumentar la expectativa de devaluación.
El precandidato de Unión por la Patria se encuentra en una situación expectante desde el punto de vista electoral. Y consolidó la idea de que se trata del mejor candidato que el oficialismo podía presentar. Los últimos sondeos marcan que la intención de voto a la coalición de gobierno es casi la misma que la de los dos candidatos de Juntos por el Cambio.
Massa, en la inauguración del “Gasoducto Néstor Kirchner”, otra ocasión en que lució traje de ministro y de candidato REUTERS ATTENTION EDITORS – THIS IMAGE WAS PROVIDED BY A THIRD PARTY NO RESALES. NO ARCHIVES. MANDATORY CREDIT
Para Massa, mantener el ministerio de Economía es un arma de doble filo. Por un lado tiene la ventaja de poder mostrar mucha gestión, lo que también implica más tiempo de exposición. Pero al mismo tiempo también queda muy dependiente del comportamiento de variables altamente volátiles como el dólar y la inflación.
En estas semanas, Massa confirmó que era el mejor candidato que tenía el oficialismo. Hoy las encuestas marcan un escenario parejo entre Unión por la Patria y Juntos por el Cambio. El peligro para su candidatura es que se escape el dólar, como amagó en los últimos días, y se vuelva a disparar la inflación
En ese sentido, la sequía representó un gran obstáculo este año en todos los frentes, pero paradójicamente proporcionó un respiro en materia inflacionaria. Sucede que aceleró la faena de ganado ante las dificultades para proporcionar alimentos por efectos del clima. Por lo tanto, hay un exceso de oferta de ganado vacuno que está manteniendo los precios estables. Eso permitió algo inédito: el rubro alimentos y bebidas fue el que menos aumento de los 12 que integran el índice de precios al consumidor, apenas 4,1% el mes pasado. Esta situación particular podría prolongarse incluso hasta el próximo verano.
Se vienen dos semanas fundamentales para la economía, pero que también incidirán en el resultado de las elecciones primarias. Alcanzar un acuerdo con el FMI, aun sin los reclamados desembolsos “extra” ayudaría a tranquilizar el mercado cambiario, aunque no favorezca el relato de Massa. Seguir tirando de la cuerda y postergar un entendimiento puede ser reedituable en el corto plazo, pero a su vez impactar negativamente en el dólar y la inflación.
Fuente: Infobae
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