Las dificultades del Gobierno para conseguir dólares son cada vez notorias y así lo reflejan las reservas. El stock del BCRA cae USD 1.560 millones en lo que va de junio, tras el fin del dólar soja 3, que mermó considerablemente las liquidaciones de parte del complejo cerealero. Además, este esquema de tipo de cambio diferencial para alentar las exportaciones no fue al menos hasta el momento reemplazado por otro, lo que complica aún mas las cosas. En los últimos dos días la pérdida fue de casi USD 400 millones.
Con las recientes caídas, las reservas brutas perforaron los USD 31.500 millones, la cifra más baja de la administración de Alberto Fernández. El apuro de Sergio Massa por cerrar las negociaciones con el FMI está relacionado con la necesidad de recuperar cierto poder de fuego para intervenir en el mercado cambiario. Sin embargo, los tiempos se dilatan y el alivio llegaría recién en algún momento de julio.
La disminución de las reservas este mes tiene varias motivos. Por un lado, las ventas del Banco Central en el mercado oficial ante la reducción de la oferta. Pero también pesaron otros factores como los pagos de deuda de empresas y provincias, particularmente los USD 150 millones que requirió Córdoba para hacer frente al vencimiento de un bono, y el uso de yuanes para abastecer a los importadores de productos chinos.
El Central pierde poder de intervención de manera acelerada. El fin del dólar soja 3, el déficit comercial, los pagos de deuda de empresas y provincias, junto a la continua intervención en el mercado de bonos impacta fuertemente en el balance cambiario
Otro factor relevante está relacionado con las ventas de divisas a través del mercado de bonos, para evitar que se disparen los dólares financieros, como el contado con liquidación y el dólar MEP.
Las reservas brutas caen, pero también las netas y las líquidas, lo que le va restando al Central capacidad de intervención en el mercado. El objetivo es mantener la brecha cambiaria estable, a través de un deslizamiento gradual del dólar oficial, pero al mismo tiempo evitando que se disparen los financieros. El ministro de Economía consiguió ese objetivo en mayo y lo viene logrando también en junio, junto con una gradual disminución de la inflación. Luego del 7,8% registrado en mayo, se estima que junio podría caer a niveles de 7%. Sin embargo, hay dudas de que esta disminución sea realmente sostenible.
Las discusiones entre el staff del FMI y el equipo económico se mantuvieron de manera virtual a lo largo de esta semana y Massa tenía previsto viajar a principios de la semana que viene a Washington para cerrar el nuevo entendimiento. Sin embargo, hasta hay confirmación sobre este viaje, que dependerá de cuánto se haya avanzado en las conversaciones.
No hay confirmación de cuándo viajará Massa a Washington para cerrar la negociación con el FMI
El acuerdo con el FMI debe definir nuevas proyecciones relacionadas con el comportamiento de la economía este año, en particular el duro impacto de la sequía. Según las estimaciones de la propia Bolsa de Cereales, las pérdidas en relación a la campaña agrícola pasada no bajarían de los USD 25.000 millones. Esto obliga a recalibrar las metas fiscales, de reservas y de ayuda del BCRA al Tesoro a lo largo del año.
Pero lo más acuciante pasa por asegurarse los desembolsos adelantados por parte del FMI, con el objetivo de permitirle al Banco Central más capacidad de intervención en el mercado cambiario, sobre todo en los meses electorales. Éste es el punto más complejo, ya que en el organismo dudan de facilitar estos recursos para volver a financiar la salida de divisas, como ya ocurrió en reiteradas oportunidades en la Argentina.
“El problema que surge aquí es que los tiempos se acortan: la Argentina tiene hasta fines de junio para regularizar su situación y la reunión del fondo es recién el 7 de julio. Y aquí entramos en una referencia circular, si la Argentina no paga lo vencido no podría acceder a nuevos desembolsos, pero estos -de ocurrir- serían después de la reunión del organismo”, explicó en un informe para clientes la sociedad bursátil IEB.
Los mercados siguen de cerca las negociaciones y los bonos mantienen su racha alcista, a pesar de la falta de novedades desde Washington. Ayer volvieron a subir hasta 4% y el riesgo país finalizó a 2.216 puntos, una merma de 4,1%. Las acciones, en cambio, tuvieron una jornada de toma de ganancias tras varios días de consecutivos de suba.
Fuente: infobae
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