La Argentina es el país del parche cambiario. Montó una ingeniería, el cepo, llena de agujeros, baches y estructuras endebles que hubo que ir “reparando” con el refuerzo del modelo. Y así fue dejando afuera del dólar a empresas y personas. ¿El resultado? Cada vez menos capacidad de ahorro y cada vez menos importaciones e inversiones.
Desarmar esa ingeniería no es tan fácil como parece. Hay un problema básico de oferta y demanda, de precios y cantidades. Si se levanta el cepo el primer día de un nuevo gobierno, como prometen algunos economistas de la oposición, ¿qué pasará con el valor del dólar? ¿Y con la inflación?
TN consultó a cuatro economistas sobre las trabas para desarmar el cepo cambiario. Proyectaron, además, cuán rápido se podrían tirar abajo las trabas cambiarias para acceder a divisas para el ahorro y la actividad.
¿Para qué sirve desarmar el cepo? Responde María Castiglioni, socia de C&T Asesores Económicos: “Volver a tener un solo tipo de cambio sirve para que vuelvan a entrar inversiones, para que haya financiamiento como en el resto del mundo, para que haya incentivos a la exportaciónque no se reduzcan al sector agropecuario solamente: esto requeriría, por supuesto, un tipo de cambio competitivo”.
1. La demanda reprimida de dólares
La cara más visible del cepo cambiario para todos los argentinos es la imposibilidad de acceder al dólar “ahorro”. Y, quienes pueden, únicamente adquieren US$200 mensuales, prácticamente nada. Pero la cara oculta -y más peligrosa- del cepo tiene que ver con las empresas: muchas están pesificadas “forzosamente” -encerradas en una moneda que nadie quiere demasiado-, otras no pueden girar utilidades al exterior y varias tienen deuda comercial (pagos de importaciones) postergada, que en algún momento habrá que cumplir.
“Existe una demanda reprimida de dólares muy importante que al levantar las restricciones aparecerá, por ejemplo, de las empresas que necesitan enviar utilidades a su casa matriz en el exterior o ahorros que buscarán dolarizarse. Por lo tanto, hay dos situaciones que dificultan su desmantelamiento el primer día”, analiza, al respecto, Claudio Caprarulo, de Analytica.
Castiglioni suma que hay unos US$10.000 millones de deuda que se generaron recientemente por importaciones, pero también un stock de pesos enorme que el cepo provocó, es decir, una necesidad artificial de moneda argentina que “potencialmente podría traducirse a demanda de dólares cuando se levante el cepo”.
Y este punto está inmediatamente conectado con la segunda traba: la falta de reservas para hacerle frente a esa demanda contenida.
2. La falta de reservas
“Antes del ingreso fuerte de exportaciones del agro en abril de 2024, no hay sobre la mesa otra fuente de dólares que permitarobustecer las reservas internacionales para abastecer la demanda reprimida”, advierte Caprarulo. Y añade que hoy endeudarse en el exterior no es una posibilidad, como sí lo fue en 2015, por el costo que implicaría.
Sobre cómo generar esas reservas, Castiglioni apunta que habrá que corregir el tipo de cambio para tener más exportaciones, si la cosecha acompaña. “Eso puede ser un mayor ingreso de dólares que va a permitir tener menores riesgos a la hora de abrir el cepo y afrontar una mayor salida de divisas para esas demandas que están retenidas, pero obviamente va a haber que poner un cronograma”, dice.
3. El potencial costo social
El contexto del desarme anterior del cepo, a fines de 2015 -la experiencia más cercana-, no es el mismo que el actual. Federico Moll, director de Ecolatina, recuerda que en aquel entonces “los márgenes de maniobra eran bastante grandes, la única repercusión de desarmar el cepo el día uno iba a ser una aceleración de la inflación, que estaba en torno al 25%”.
En cambio, hoy los limitantes son más altos, “y los miedos también”, señala. El economista enumera factores: el contexto inflacionario actual, la evolución de los precios de los alimentos que siguen el tipo de cambio oficial y una pobreza que roza el 40%. Las consecuencias, entonces, podrían ser complicadas en lo social, dice Moll.
En el mismo sentido, Caprarulo entiende que una salida del cepo se traduciría en una suba del dólar oficial. Por eso, suma que “es necesario contar con la posibilidad de aumentar el gasto social para evitar que la aceleración que la devaluación causará en la inflación no aumente la pobreza”.
4. La falta de confianza
¿Cómo hacer, entonces, para que la salida del desarme no sea catastrófica? Con un plan de estabilización con un ancla fiscal, puntualiza Gabriel Caamaño, de la consultora Ledesma. “Tiene que haber un ancla fiscal relativamente rápida, creíble y practicable y que el mercado la vea creíble”, dice.
La realidad, señala, es que el cepo hoy impide que los ajustes se den a una velocidad más rápida. “Cuando salís del cepo hay que encarar todas esas inconsistencias de manera rápida. Por eso el plan tiene que abordar el tema fiscal para desactivar las expectativas de constante emisión, y de esa manera anclar la demanda de pesos”, apunta. En ese sentido, recomienda “sobreactuación fiscal”: ir a un equilibrio fiscal primario rápido.
No basta solo con lo fiscal, sino también con lo monetario, señala: un esquema consistente que ponga la tasa de interés real positiva en pesos sobre la mesa. Y finalmente avanzar en la dinamización de la economía con reformas que vayan hacia una economía más abierta, apunta, como lo laboral, lo previsional y lo regulatorio.
“El shock tiene que estar relacionado con los niveles de gasto del sector público y a partir de ahí ir estructurando medidas, no necesariamente todas juntas. Por lo tanto, la secuencia de políticas tiene que ser muy bien pensada en este caso. Desde un punto de vista técnico pero también político”, coincide Moll.
Entonces, ¿en cuánto se desarma el cepo? Todo depende de cuán rápido se instrumenten las demás medidas. “Lo ideal es salir lo más rápido que se pueda, pero teniendo en cuenta o minimizando los riesgos, sobre todo el de un salto importante del tipo de cambio y un impacto inflacionario brutal si se abriera del todo. El timing va a depender del punto de partida, pero también del combo de medidas”, concluye Castiglioni.
Fuente: TN
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