Acordarnos de lo bueno, invocar lo mejor…

Se está terminando un año y el balance siempre es inevitable. Más allá de todo lo malo que deja atrás este 2017 es dable reconocer que hay muchas cosas buenas y lindas que agradecer a la vida misma, pues eso representa esta costumbre humana que se observa en todas las clases y creencias. El hecho en si mismo de ponerle fin a una etapa, de marcar un horizonte nuevo, quizá por la eterna necesidad de tener esperanzas que subyace en la más ancestral genética humana.

Es costumbre recordar lo malo ocurrido durante este proceso de doce meses para invocar mejorías en el próximo. Sin embargo sería más sano recordar lo bueno, aunque haya sido poco. Por lo pronto hemos sobrevivido con más o menos dignidad pero estamos y eso no es poca cosa.

A la hora de brindar por el nuevo año recordemos que por este 2017 también chocamos nuestras copas y debemos estarle agradecidos por lo bueno que nos dejó para ingresar en este nuevo derrotero incógnito que nos propone el 2018 con más fe y esperanza.

En mi caso personal le pido al año que se va terminando que ha sido profundo y fuerte, que no se lleve los recuerdos de lindos momentos que también me ha dado y al que se iniciará mañana a la medianoche lo espero con entusiasmo y alegría, teniendo en cuenta que será también complejo pues compleja es la vida.

Le pido a Dios que nos permita transitarlo en Paz, que les de oportunidades a los que no las han tenido, que le de salud a quienes padecen y que le de la posibilidad a nuestra sociedad Argentina de lograr el entendimiento que nos permita salir adelante y conformar el futuro que tantas veces soñamos…

FELIZ AÑO NUEVO PARA TODOS

DOMINGO SAN ROMAN

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