Las imágenes del intento de asesinato contra la actual Vicepresidente de la República, nos dejaron a todos los argentinos de bien, (que hemos vivido las dolorosas circunstancias de otras épocas), un profundo repudio, un sabor amargo y una angustiante preocupación.
En primer lugar por la vida e integridad de un ser humano, la Sra Cristina Fernández, quien, (si el hecho se concretaba), hubiera muerto sin siquiera darse cuenta y de una forma absurda y horrorosa. Cada vez que se repite esa imagen más se acentúa el asombro y el repudio que todos debemos expresar sin ningún miramiento.
Y además el país… se hubiera convertido en una hoguera.
En segundo lugar, amerita ese hecho, que la Justicia investigue y no es serio opinar hasta no conocerse las razones y vericuetos que permitieron a un individuo de 35 años, romper con todo lo que se estima debe ser la protección de una ciudadana con tan alto cargo.
Todo ese coctel traumático y desquiciado nos obliga a reflexionar sobre la puerta que se abre peligrosamente para introducir nuevamente a nuestra sociedad en un túnel del tiempo que tanto dolor le causó a esta sociedad y que a 40 años de ocurrido, aún sigue vivo en la memoria colectiva.
La imperiosa necesidad de que nuestra clase dirigente en todo su espectro madure y analice este casi desastre, nos llama también a todos los ciudadanos, a cuidar la Democracia, las libertades y nuestra calidad de vida, actuando y pensando con seriedad y respeto colectivo.
El siniestro juego de la grieta, del que han abusado los protagonistas de todos los sectores de poder e influencia de nuestro país, debe finalizar y el llamado al entendimiento y la paz social, debe dejar de ser un anuncio vacío para convertirse en un ejercicio serio y profundo del mensaje que estamos legando a las venideras generaciones.
Ya en el pasado de nuestro país, murieron miles de argentinos en luchas sucias y miserables que absolutamente nada le aportaron a la grandeza de nuestra Nación.
DOMINGO SAN ROMAN
Deja el primer comentario