El peligroso camino de la cornisa institucional se ha vuelto a abrir por estas horas. El Frente de gobierno dirime con los lotes del poder interno, el futuro de la Argentina, una vez más.
La irresponsabilidad y la mentira se dejan nuevamente al descubierto con un descaro que horroriza a propios y ajenos.
La dirigencia de nuestro país no hace más que reflejar el deterioro moral y la arrasadora ambición de poder de algunos.
Ojalá esta vez Dios sea realmente argentino, porque el tufillo que recorre los intricados rincones de la República asusta y mucho.
Los Argentinos no estamos en condiciones de sobrellevar un golpe institucional de tamaña magnitud, por los caprichos de algunos enajenados. Deben comprender que este país está sumido en una crisis profunda económica y social.
Las puertas del desastre son muy sencillas de abrir, el problema grave será cerrarlas y encaminar a la cordura el destino de nuestras instituciones y por supuesto el futuro de cada uno de nosotros, las víctimas: los ciudadanos.
DOMINGO SAN ROMAN
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