Gracias Maestro

Y al final, un buen día sin despedirte partiste al cielo de los bohemios a tocar eternamente tu bandoneón, ese que decías que ibas a dejar de tocar… Alla estarás ahora con tus amigos y tus acordes, sabes bien que sos irremplazable como padre, como vecino y para mi en especial como amigo querido…

Hacía rato que no lloraba y la verdad que tu partida me ha recordado que todavía es posible sentirse más sólo en este mundo.

Gracias Alfredo, maestro, gordo querido…

DOMINGO SAN ROMAN

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