
Tomar mate para los argentinos, es mucho más que beber una infusión. Tomar mate acerca a los amigos y familias, es comparitr las ganas de estar juntos, no importa las edades ni clase social.
También, el mate aporta a nuestro organismo numerosos beneficios: tiene reconocidas propiedades antioxidantes y energizantes, avaladas por investigaciones científicas.
Esta suma de valores sociales, culturales y saludables llevó al Congreso de la Nación Argentina, a sancionar en diciembre de 2014 la Ley 27.117, la cual establece que el día 30 de noviembre de cada año se celebre el “Día Nacional del Mate”, en homenaje al caudillo Andrés Guacurarí y Artigas, conocido popularmente como “Andresito”.
Andresito Guacurarí
De familia guaraní, “Andresito” llegó al mundo el 30 de noviembre de 1.778 en Santo Tomé (Corrientes) y gobernó la Provincia Grande de las Misiones.
La norma fue publicada en el Boletín Oficial en febrero del 2015. Y este no es un dato menor, ya que mediante esa legislación se promueve que en todos los eventos y actividades oficiales de índole cultural, se promocione el consumo de mate y por supuesto, también se haga hincapié en la bebida como representativa de las tradiciones nacionales.
Los orígenes del mate
Los orígenes de nuestro mate nos llevan a la cultura guaraní.
Las hojas del árbol de la yerba mate (Ilex paraguariensis) eran utilizadas por los guaranies como bebida, y eran objeto de culto y ritual, y moneda de cambio en sus trueques con otros pueblos prehispánico como los incas, los charrúas y los araucanos, quienes recibian la yerba de los nativos guaranies.
Para el guaraní, el árbol de la yerba es el árbol por excelencia: lo consideraban un regalo de los dioses.
Los conquistadores aprendieron de los guaraníes las virtudes y formas de tomar mate, e hicieron que el hábito de tomalo se difundiera al punto de organizarse un intenso comercio desde su zona de cultivo originaria, a todo el Virreinato del Río de la Plata.
Más tarde los padres jesuitas incorporaron el cultivo en las reducciones distribuidas en la Argentina, Paraguay y Brasil.
Recién en 1903 en Santa Ana (provincia de Misiones) se realiza la primera plantación de yerba mate.
Las reducciones ubicadas en la Argentina, especializadas en la producción yerbatera, fueron Nuestra Señora de Loreto, Corpus Christi y San Javier, estos pueblos contaban con importantes yerbales naturales e implantados.
Hasta entonces y por muchos años, la yerba que se consumía se cosechaba de los yerbales de la selva, que crecian en grandes densidades.
La explotación irracional de estos yerbales y la tala de arboles nativos para el uso comercial de la madera, terminó agotando este recurso.
Sólo con las plantaciones sistemáticas, el cultivo de yerba volvió a encontrar su lugar en la historia.
La costumbre del mate ha permanecido intacta por 5 siglos de historia, afiansandose cada vez más en los usos del sur de Sudamérica y extendiéndose a lugares lejanos.
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