Gracias Diego…

A las ocho de la mañana suena el despertador y prendo la Radio.

En la SER están hablando de Maradona. Luca, que cada día lo tengo que despertar con el palo de amasar para ir al cole, esta mañana entra solo a mi cuarto y con lo ojos bien abiertos me pregunta porqué lloro. Yo, que evito la muerte, le digo que estaba recordando a una persona que me había hecho muy feliz.

No sé cómo explicarle a Luca quién fue Diego. Me pregunta si era un amigo y le digo que no, que en realidad nunca lo había conocido. Le digo, como algo lejano, como poniendo las cosas en ese espacio en donde él no sabe entrar, que era alguien de Argentina.

Entonces no dice nada más y yo pienso que con Diego también se va mi infancia y una forma de país. En este año lleno de muertes sigo sin poder hablar de la muerte y me apena.

Nos miramos con cara de panda, sin saber qué decirnos, pero entonces, mientras busco respuestas a preguntas equivocadas, Luca se mete en mi cama y resuelve las cosas de la forma más bella: «Hagamos una cosa, papá, como estás muy triste, hoy no vamos al cole…».

Gracias, Diego.

NICOLAS MATERA

1 Comentario

  1. Los chicos siempre tienen una sabia respuesta. El Diego nunca dejó de serlo. Por eso fue único en todo. Hasta supo sublimar sus errores y reconocer cuánto más grande habría sido si hubiera hecho mejor las cosas. Los chicos son sabios porque son simples. Son inocentes. No conocen la maldad.

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