El hombre luchó contra si mismo durante estos largos sesenta años. El genial deportista recibe el homenaje póstumo y la admiración de millones de amantes del fútbol en el mundo.
Por ser Argentino, su despedida marca también el final de una época que ya no tendrá igual.
Fue el héroe deportivo y muy probablemente el último argentino que le regaló genuina felicidad a su pueblo.
Ahora mucho se hablará, demasiado se especulará y millones de versiones envolverán la leyenda, pero lo que nadie podrá negarle será su magia que en definitiva es por lo único que deberíamos recordarlo.
Descanse en paz.
DOMINGO SAN ROMAN
Acertadas palabras!!! Descansa en paz, ya nadie te hará daño.