La mañana de ese domingo nos parecía imposible que tal evento fuera definitivo, sin embargo con el paso de los días el desastre se afirmaba sobre los destinos de miles de almas.
Debieron salir casi con lo puesto y un montón de enseres y recuerdos a enfrentar la nada… parientes, amigos, galpones y terrenos todo era útil para empezar de nuevo…
Ni los más entendidos alcanzaban a comprender el dolor que esas almas cargaban al ser expulsados de TODOS sus recuerdos y bienes de manera tan brutal e inesperada.
Aquel 10 de noviembre a la mañana los vecinos de Epecuén comenzaron a perder su tierra, y partieron en busca de sus destinos, sólos, arropados por el dolor y la indignación, así caminaron una larga historia (sin escribir), una épica de 35 años que, todos sabemos, no va a tener un final feliz, siempre será para todos una triste historia.
DOMINGO SAN ROMAN
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