Juan Pablo Roldán tenía 33 años, una vida llena de proyectos, una hija de 4 años y muchos sueños que quedaron junto a su sangre en una esquina de Buenos Aires.
La sociedad que observa ausente una realidad espantosa como es el crecimiento de la violencia insostenible y desprecia a hombres y mujeres como Juan Pablo a quienes se los califica siempre como culpables ante cualquier hecho, incluso en este, en el que pudo verse a una mujer agrediendo a los policías y defendiendo al asesino, sin ningún sentido, mientras Juan Pablo comenzaba a morir por las puñaladas asestadas por el demente que lo atacó.
Esa mujer estará seguramente viviendo su vida con normalidad y sin cargos en su conciencia, mientras que quienes aman a Juan Pablo comenzaron a transitar el calvario de perder a un ser humano único e irremplazable.
Honor y gloria a este Policía Federal, hijo, padre, esposo, hermano y amigo que perdió su vida por proteger a la sociedad y mi respeto y admiración a todos los hombres y mujeres que nos protegen y defienden las 24 horas de cada día.
DOMINGO SAN ROMAN

Deja el primer comentario