
Se cumplieron 100 días de la desaparición de Facundo Astudillo Castro. En el camino de la investigación judicial, que comenzó el 5 de junio tras la denuncia de su mamá, fueron surgiendo datos e informaciones que contradicen la única hipótesis planteada por la querella: la desaparición forzada a manos del Estado.
Mientras la causa estuvo en la Justicia ordinaria, la hipótesis más fuerte que se exploraba tenía que ver con que Facundo había llegado a Bahía Blanca y algo malo le había sucedido. Tenían en la mira a un grupo de personas relacionadas con una exnovia y el mundo narco.
Sin embargo, ante la aparición de tres testigos -acercados por los abogados Leandro Aparicio y Luciano Peretto- se comenzó a plantear que Facundo había sido “chupado” por La Bonaerense. Los declarantes afirmaron que a dos mil metros del ingreso a Buratovich observaron al chico acercándose a un patrullero.
Con ese dato, y ante la sospecha de que la policía podía ser responsable de la desaparición, la causa fue girada para que se investigara específicamente esa hipótesis. La desaparición forzada de personas es única y exclusiva competencia del fuero Federal.
Así las cosas, el fiscal Santiago Ulpiano Martínez comenzó a instruir el caso con la colaboración de la Policía Federal, Prefectura Naval, Gendarmería y Policía de Seguridad Aeroportuaria.
La querella, lejos de trabajar codo a codo con la fiscalía en la búsqueda del chico y en el esclarecimiento de la verdad, comenzó a alimentar un show mediático, que poco tiene que ver con la prueba que existe en el expediente.
Y en paralelo todos aquellos que no se sumaron a repetir la “historia oficial” de la querella fueron blanco de ataques e insultos. Cuestionar o marcar contradicciones de lo que se pretendía instalar provocó la furia y la insolencia del abogado Aparicio.
Funcionarios judiciales y los pocos periodistas que informaron sobre lo que sucedía en la causa (y no en la TV) fueron blanco de ataques y difamaciones. No hacerse eco de una construcción imaginaria te hacía merecedor de un insulto. Es entendible: la impotencia y el nerviosismo aflora ante la inexorable aparición de la verdad.
Lamentablemente parte del periodismo viene (des)informando a la población de manera grosera y repulsiva, basándose exclusivamente en una construcción imaginaria. Pocos contrastaron o verificaron esa información con la verdad del expediente judicial. No es excusa que “la noticia la da el abogado”, el deber de la verdad impone a cualquier periodista corroborar esos dichos con la causa. Si uno hace afirmaciones con una única e interesada fuente -y nunca chequea si eso que se afirma se acerca a la verdad o no- ya no está cometiendo una inocente “mala praxis” periodística sino que está siendo funcional a la desorientación general y la ocultación intencional de los hechos.
LA BRUJULA 24 seguirá informando lo que tiene que informar más allá de las presiones, denuncias, infamias o amenazas. Todo eso no hace más que ratificar la vocación y el compromiso periodístico.
Encontrar a Facundo y saber qué es lo que realmente sucedió debiera ser el norte de todas las personas de bien. Conocer los hechos tal como ocurrieron y a los responsables. Triste es ver a una madre desesperada y angustiada, manipulada por personajes que parecen tener intereses muy alejados a la averiguación de la verdad.
Los hechos son sagrados y una investigación judicial no es una cuestión de fe. La palabra de la jueza María Gabriela Marrón puso blanco sobre negro. Y el fiscal Santiago Martínez, en un comunicado oficial, confirmó lo que viene informando este medio desde hace semanas: no se han encontrado pruebas que sostengan la hipótesis de desaparición forzada y hasta se empieza a dudar de la veracidad de los testigos de la querella. ¿No será hora de explorar alguna otra línea investigativa?
Pero ahora, y más allá de lo expuesto, hagamos un repaso con las 10 más brutales mentiras (primera parte) que se han intentado instalar en el último tiempo.
1) Facundo estuvo secuestrado en la subcomisaría de Mayor Buratovich. FALSO. No hay una sola prueba en el expediente judicial que así lo indique.
2) Se encontró el cierre de la mochila de Facundo en la subcomisaría de Buratovich. FALSO. Eso se informó reiteradamente en algunos medios nacionales y locales. Burda mentira.
3) Rastros en los patrulleros. Más allá de que no era el perito oficial, sino uno convocado por la querella, un adiestrador y su perro se acercaron a los móviles secuestrados. El animal allí marcó “esencia de Facundo” en los dos vehículos policiales. En este caso, si lo afirmado por el entrenador fuera correcto, no haría otra cosa que corroborar la versión de los policías. Lejos de lo que se pretendió instalar como una prueba incriminatoria, se trata de todo lo contrario. La querella siempre manifestó que ninguno de los autos secuestrados eran los que habían llevado a Facundo. Uno es el que aparece en la famosa foto de Facundo (por infracción a la cuarentena) junto al policía Sosa. El otro (un patrullero negro y blanco) es el que tenía asignado el policía Alberto González y que declaró que, efectivamente, estuvo con Facundo y lo identificó sacándole foto al carnet. La querella siempre afirmó que el uniformado mentía y que nunca el chico había tomado contacto con González, ya que había sido secuestrado antes. Es decir el perro confirmó la versión del testigo. En resumen se intentó hacer aparecer un indicio de manera contraria a la que tiene, se quiso instalar una INTERPRETACIÓN FALSA.
4) Dos en una. Manchas de sangre y libros de guardia. Se afirmó (y se repitió hasta el cansancio) que en los patrulleros había sangre. FALSO DE TODA FALSEDAD. Por otro lado, se aseguró que los libros de guardias estaban adulterados y que allí se encontraría la verdad de lo sucedido. Los peritos de la Policía Federal analizaron los documentos e informaron que no había nada llamativo allí. OTRA MENTIRA.
5) La testigo que declaró ante la Justicia y dijo haber llevado a un chico de similares características a Facundo fue descalificada insistentemente. Sin embargo, para los investigadores tiene absoluta credibilidad (por eso organizaron rastrillajes desde el Salitral de la Vidriera hasta Cerri). Su relato quedó objetivado con la lectora de patentes del control fitosanitario. Su camioneta Honda pasa a las 16.03 del 30 de abril, coincidente exactamente con el momento que el policía Alberto González dice que Facundo se sube a una camioneta. El patrullero luego da “vuelta en U” para volver al pueblo: esa maniobra es descripta por el uniformado en su declaración, exactamente lo mismo que dice la mujer que vio por su espejo retrovisor. Además, en el caso del policía, la geolocalización del patrullero y el horario en el que su teléfono particular toma la fotografía del carnet de Facundo le dan la razón. TESTIGOS VERDADEROS.
6) El teléfono de Facundo. También la tecnología aportó datos duros en ese sentido. Y señaló que el aparato estuvo activo hasta las 20.57 horas del 30 de abril. Y que las últimas antenas que lo tomaron estaban ubicadas en Bahía Blanca. La querella descree de la prueba porque afirma que mientras secuestraban a Facundo en Buratovich alguien viajó hasta Bahía a “plantar” el teléfono y además, como si fuera poco, simuló ser Facundo para intercambiar mensajes con un amigo y la exnovia. TESIS SIN FUNDAMENTO.
7) Se reprodujo hasta el hartazgo la información del hallazgo de ropa, una mochila y huesos “posiblemente de Facundo” tras un rastrillaje señalado por una clarividente. Aún a sabiendas de que no coincidía ninguna de las prendas y que los restos óseos pertenecían a una vaquillona, se montó un espectáculo patético de varios días. OTRA FARSA.
8) Testigos. La estrategia de descalificar (incluso con cuestiones personales) a los testigos que pusieron en jaque la hipótesis de la desaparición forzada también fue una constante. Los únicos que tenían credibilidad –según la instalación mediática – eran los aportados por la querella. Sin embargo la realidad de la causa muestra otra cosa y, nuevamente, la verdad de los hechos se fue imponiendo. Los testimonios de los tres testigos -que declararon por primera vez el 4 de julio- que afirman haber visto cuando Facundo se acercaba a un patrullero, comienzan a tener algunos puntos flojos. Los investigadores quisieron “objetivar” el relato de las tres personas y se encontraron con una sorpresa: el auto en el que viajaban los testigos no aparece en la lectora de patentes ubicada en el control fitosanitario. Es decir, ese vehículo –marca Peugeot 206– nunca quedó registrado en el sentido Villarino – Bahía el 30 de abril. Ante este dato, la querella salió a denunciar que esos registros fueron alterados y parte de la prensa lo repitió sin ningún sustento. La Justicia lo tomó como evidencia creíble y válida. Y, como si todo fuera poco, el móvil policial que dicen los testigos que estaba en el lugar y la hora que declaran no aparece en el registro de georreferenciación del AVL ubicado en dicho lugar. PRUEBA DURA SOBRE LOS TESTIMONIOS.
9) El hallazgo de una artesanía en un cuarto externo del puesto de vigilancia de Origone, que según la madre perteneció a Facundo, le agrega aristas realmente increíbles a la historia. Según sostuvo la querella, Facundo nunca llegó a Origone porque lo llevaron a la subcomisaría de Buratovich. Afirmaron que el policía Alberto González (de Origone) nunca estuvo con Facundo, que mintió para encubrir a sus colegas secuestradores del pueblo anterior. ¿Entonces? Según esta línea de pensamiento, al joven lo secuestraron (primero dijeron en km 776, luego “rumbo a Ascasubi”), lo trasladaron a la subcomisaría de Buratovich y más tarde se llevaron parte de sus pertenencias (altamente comprometedoras) para depositarlas en una bolsa de basura del puesto vial de Origone? TEORÍA QUE NO SE SOSTIENE APLICANDO EL MÁS MÍNIMO SENTIDO COMÚN.
10) Móvil. ¿Cuál sería el móvil de los ignotos agentes de Buratovich para secuestrar y desaparecer a un chico de 22 años? ¿Cometerían semejante delito luego de que todos supieran que habían sido los últimos en verlo en la ruta, de quedar retratados hasta con una foto y formalizando y elevando las actuaciones a un juzgado? ¿Los testigos (al menos cuatro) que no pertenecen a La Bonaerense y que confirman que Facundo siguió su viaje hacia Bahía, qué motivos tendrían para encubrir semejante atrocidad?
Tras este cúmulo de datos duros, la pregunta que se impone es por qué motivos se sostiene algo que no se demuestra en las constancias de la causa y que pone palos en la rueda para el esclarecimiento de los hechos. Qué intención tienen aquellos que, a sabiendas o por ignorancia, instalan y repiten una historia tan alejada de la verdad.
fuente:www.labrujula24.com
Es creible el relato de la madre y de su abogado el cuál tiene mucha experiencia en casos de personas desaparecidas. A la policia no le gusta que se le mencionen derechos que tiene un ciudadano más alla de estar violando una cuarentena.