La pandemia del odio

La creciente inseguridad y la consecuente violencia registrada en el conglomerado del conurbano bonaerense, reabre una discusión que lleva casi cuarenta años. Es uno de los tantos debates que nuestra sociedad no se da, pues si bien la gente común reclama ahora en medio de la desesperación, jamás lo hace a la hora de elegir representantes.

Así votamos… así estamos. Y no tiene vuelta la cuestión. Pues los legisladores son los responsables de establecer las leyes y reglamentos que defiendan a los ciudadanos de bien que desean vivir en una sociedad, protegidos y tranquilos.

Debatiéndonos en los parámetros establecidos por pensamientos garantistas, vamos sepultando víctimas inocentes y viendo con espanto como delincuentes (nativos y extranjeros), se adueñan de las calles y establecen un régimen de terror y desesperación.

En ese mismo orden cuestionamos permanentemente a los que tienen que defendernos y protegernos. los hombres y mujeres que integran los cuerpos policiales. Esta reacción es la que mas nos hace poner en duda que tipo de sociedad queremos ser.

Si no recuperamos el respeto y la esperanza que depositamos en los cuerpos armados y entrenados para sostener el orden y la ley… podemos ir perdiendo toda esperanza de convivencia y prepararnos para cuando la locura comience a enfermar masivamente, como una pandemia del odio que será imposible de detener.

DOMINGO SAN ROMAN

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