Deuda: Alberto Fernández ratificó a BlackRock que no sube la oferta y que Trump apoya su estrategia

El jueves pasado, el ministro de Economía de Argentina, Martín Guzmán habló en representación del presidente Alberto Fernández con una negociadora clave de BlackRock, el poderoso fondo de Wall Street que aún resiste la oferta del Gobierno para reestructurar 66.000 millones de dólares de deuda externa.

Guzmán le manifestó nuevamente a su interlocutora que la propuesta presidencial ya es “inamovible”, que se pueden “atenuar” algunas cláusulas legales del canje de bonos si el G20 y el Departamento del Tesoro respaldan, y que el cierre del deal con los acreedores privados está planteado bajo el concepto “ni vencedores ni vencidos”.

Poco después, el sábado en Olivos, Alberto Fernández convocó a su ministro de Economía para rever los términos de esa conversación secreta con la negociadora clave de BlackRock. El Presidente insistió con su idea de “no hay un dólar más que ofrecer”, y analizó con el ministro la futura ley para los acreedores privados bajo legislación nacional.

Si no hay modificaciones en la agenda del Gobierno argentino, esa iniciativa que pretende recrear el mercado de capitales llegará a Diputados antes del próximo viernes, será “un espejo” de las condiciones que se ofrecen a los bonistas con legislación extranjera y dispondrá la posibilidad de canjear títulos soberanos de dólares a pesos.

Además de volver a insistir frente la negociadora de BlackRock que no habrá modificaciones en la iniciativa oficial, Martín Guzmán sostuvoque es posible encarar ciertas reformas a la estructura jurídica de los bonos, pero añadió que esa reforma legal sólo puede hacerse con consenso del sistema financiero internacional.

“Si el G20, el Departamento del Tesoro, o el IMCA (International Capital Market Association) respaldan su propuesta, nosotros podríamos adherir. La intención de la Argentina es integrarse al mundo, y si hay consenso global, nosotros nos sumaríamos”, adelantó Guzmán a su interlocutora de BlackRock, según comentaron en la Casa Rosada.

Alberto Fernández y Martín Guzmán, NA

Larry Fink, CEO de BlackRock, tiene llegada directa a la Casa Blanca y su fondo de inversión fue contratado por el Departamento del Tesoro, una pieza poderosa de la administración americana que monitorea -entre otras actividades- la negociación de la deuda externa con los acreedores privados y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Fink es amigo de Donald Trump y de Steven Mnuchin, secretario del Tesoro, y las versiones que llegaban desde Washington eran que la Casa Blanca y el Tesoro habían tomado distancia de Alberto Fernández por su posición ambivalente sobre la agenda geopolítica de Estados Unidos en América Latina.

El jefe de Estado argentino sostiene que Gustavo Beliz debe ocupar la Presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), sostiene que hay que incluir a Nicolás Maduro en la mesa de negociación de Venezuela y tiene un política exterior abierta con Xi Jinping y su estrategia de ascenso pacífico a la cima del mundo.

Trump y sus halcones piensan todo lo contrario. Nominaron a Mauricio Claver a la presidencia del BID -que está distante con Alberto Fernández y dialoga con Beliz-, opinan que Maduro debe renunciar como líder del régimen populista- y consideran que América Latina es una área de influencia de Washington al margen de las aspiraciones geopolíticas de Beijing.

Con este marco complicado, Alberto Fernández usó sus contactos internacionales, Guzmán sus relaciones institucionales y la embajada argentina en DC su agenda diplomática para despejar la incertidumbre que desparramaba Fink, los voceros de BlackRock y sus aliados en Wall Street y Londres.

La jugada de BlackRock es fácil de discernir y explicar: si era cierto que Trump y el Tesoro habían bajado el pulgar por la política exterior de la Argentina, ese poderoso fondo de inversión y el resto de los acreedores privados tenían una nueva palanca de negociación para “correr el arco” -otra vez- a Alberto Fernández y Guzmán.

La respuesta desde Washington, con tono mexicano, en inglés y en español, tuvo un sabor agridulce. Trump continuará respaldando la negociación del país con los acreedores privados, pero disiente respecto a la posición de Argentina frente a Maduro, el BID y China. “That´s nonesense”, opinaron en Washington sobre la estrategia internacional que se ejecuta en la Cancillería.

Alberto Fernández tomó nota de la respuesta que llegó desde DC. Y replicó en la intimidad de Olivos: “no pienso cambiar”.

Fuente : Diario26

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