Quieren un mundo mejor…

Se vive por estos días un clima de conmoción y violencia que se traslada como un fantasma sobre diferentes países y regiones. Algunos analistas intentan descifrar qué tienen en común estas marchas, protestas y manifestaciones que casi indefectiblemente terminan en violencia.

Sin embargo las razones esgrimidas por los manifestantes, parecen ser absolutamente diferentes, igualdad, derechos, economía, nacionalismos, injusticia, ideologías variopintas y reclamos ancestrales, todo se mezcla en estos reclamos que se pasean orondos por el planeta rompiendo todo a su paso.

Ahora bien, ¿podría existir un punto en común que sea la razón por la cual estos grupos urbanos salen a las calles sin más consigna aparente que oponerse y violentar?.

Acaso son esos jóvenes parisinos, catalanes, santiaguinos, ecuatorianos, bolivianos, argentinos… necesariamente integrantes de alguna organización de extrema, anarquista, ecologista, etc?. La respuesta es NO.

Son jovenes comunicados por un lenguaje universal que en estos días atraviesa las vidas y los globaliza en todo los aspectos, los libera, los releva, les da identidad y lo más importante: no les exije lealtad, no los obliga ni les miente…

Este nuevo lenguaje universal se llama Internet y sus redes sociales. Desde allí parte sin lugar a dudas esta nueva revolución sin liderazgos personales, sin slogans rimbombantes ni banderas o ideologías….

Esta multi revolución que parece azotar hoy al mundo, no es ni más menos que la expresión de una humanidad, (la que nos continuará) , que no piensa callar ni ceder a los poderosos e iluminados dirigentes actuales, ni a los ambiciosos e impiadosos mercados económicos.

Estos jóvenes quieren un mundo más digno, más puro, más honesto, más vivible y fundamentalmente que sea para todos, no sólo para algunos privilegiados.

Exigen que quienes tienen la responsabilidad, (que les han delegado en el voto), cumplan sus promesas, amplíen las posibilidades para todos y dejen de ser los aplaudidores de un mercado global ambicioso y soberbio, que se roba las esperanzas de las mayorías de nuestra humanidad.

DOMINGO SAN ROMAN

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