Por estas horas atraviesa su recuerdo el purgatorio de las miserables chusmas, que lo envidiarán eternamente. Luego vendrá la paz y allí su obra, su estilo y su personalidad se terminarán conjugando en el recuerdo cariñoso que la gente, (los de a pie), le tenemos a este especial artista que cruzó durante los últimos casi cincuenta años por nuestras vidas.
Hoy Humberto Castaña nos deja sus bellas letras de tango y sus olvidables éxitos pop de los 70, pero todos están tan arraigados en el colectivo popular, que por más que los miserables de siempre hagan ahora una autopsia no autorizada de su larguísima vida, no podrán extirpar el sentimiento de complicidad que casi todos los argentinos y argentinas de esta era, tendremos con el.
Lo imagino a Cacho sentado en un cafetín del cielo con el Polaco Goyeneche y el negro Olmedo, no se porqué pero se me ocurre que sería una buena mesa para compartir…
DOMINGO SAN ROMAN
Deja el primer comentario