El sistema funciona a la perfección, cada diez años se revuelve el avispero y se genera la conmoción. El objetivo: continuar repartiendo “espejitos de colores” y permitir la recarga de arcas de la poderosa economía mundial de mercado, (los verdaderos propietarios del mundo y en particular de América Latina).
Por estos días le toca a Ecuador país del que conocemos pocos pero que nos confirma la teoría del robo estructurado.
En pocas palabras el mundo de los mercados, nos tiene como sociedades infra desarrolladas y nos plantea como ejemplo lo genial que les resulta a aquellas sociedades que aplican sus políticas de desarrollo, ahorro y seriedad.
Da la casualidad que esas sociedades, son las que nos robaron desde los tiempos de la colonización, las que se sirvieron de un continente que estaba ocupado por diferentes nacionalidades, culturas y desarrollos humanos… pero lo diezmaron, lo esclavizaron y lo robaron sin ningún remordimiento…
Hoy hacen lo mismo pero sin carabelas ni adelantados o descubridores, hoy nos roban en asociación con un ejercito perfectamente entrenado, obediente y consecuente, los dirigentes de cada sociedad latinoamericana: políticos, empresarios, periodistas, etc.
Toda esa tropa es la misma que cada diez años instrumenta la manera de robarle a los pueblos, ejemplos sobran: Brasil/Odebrecht, Argentina/Odebrecht, Baez y otros, Perú/Odebrecht, Venezuela/Chavismo, Ecuador/ Correa y chavismo, etc…
El método utilizado tiene diferentes rostros pero iguales metodologías, alternan la izquierda con la derecha o el centro pero el resultado es siempre el mismo: dolor, hambre, desocupación, inflación y latrocinio.
Del lado de arriba: dirigentes sindicales, políticos, empresarios, artistas, periodistas, etc. enriquecidos ellos y sus descendientes por varias generaciones.
Del lado de abajo: trabajadores, mujeres, jóvenes, niños, ancianos y emprendedores empobrecidos, envilecidos, olvidados y sin futuro alguno.
En esta tragedia sin fin, resulta sencillo culpar a las grandes fortunas económicas que regulan los mercados o al imperio yanqui o al imperio ruso,
Rara vez nos miramos hacia adentro, rara vez culpamos a quienes integran el obediente ejercito que entrega nuestros destinos a cambio de riquezas y poder.
DOMINGO SAN ROMAN
Muy buena nota, te felicito
Y cada vez que levantamos un poco la cabeza vuelven a aparecer los Martínez de Hoz, los Cavallo, los De la Rúa y los Macri. La culpa no es de ellos, ¡es nuestra, que los volvemos a poner ahí!