“La Municipalidad de Guaminí informa que, todo aquel vecino que desee firmar la presentación colectiva que los pueblos del Distrito efectuarán ante la Defensoría del Pueblo, podrán hacerlo en el Palacio Municipal o en las Delegaciones de cada localidad. Dicha presentación tiene por fin impedir el ingreso de agua a nuestras lagunas y abrir las compuertas de Rolito para trasvasar agua a Epecuén…”
El textual corresponde al comunicado difundido por las autoridades municipales de Guaminí en la mañana de ayer, convocando a los vecinos de ese distrito a juntar firmas para trasvasar el agua sobrante, (faltan aún 80 centímetros para que Lago del Monte llegue al límite máximo establecido por el manual de operaciones de la Cuenca), a Lago Epecuén.
En una clara provocación pública, con una actitud de absoluto desprecio y desconocimiento del sufrimiento que nuestra comunidad y la de la desaparecida Villa Epecuén debimos padecer desde el 10 de noviembre de 1985 hasta nuestros días.
Quizá esto tenga mucho que ver con la soberbia, pero se me ocurre que también operan en estas acciones la ignorancia y la maldad. Es probable que como siempre ocurrió, las rivalidades se fomenten para esconder los errores, la desidia y la irresponsabilidad.
Desde que tengo conocimiento del tema de las inundaciones escucho cada tanto quienes aseguran que Epecuén se inundó porque los hoteleros de la villa pedían agua pues el lago se secaba.
Eso es una mentira, como tantas otras que se lanzaron en los años de inundación, para ocultar las verdaderas razones por las que Villa Epecuén sucumbió a las aguas de un sistema incontrolable, justamente en 1985 la catástrofe quedó en manos de desaforados que intentaban volar terraplenes, rompían compuertas, golpeaban a los técnicos de hidráulica y amenazaban abiertamente a todos quienes les cuestionaran su accionar.
Aquellas mentiras intentaron tapar una maniobra claramente establecida: transferir aguas de un sistema a otro destruyendo el equilibrio para recomponer cientos de miles de hectáreas que eran simples bañados y pasaron a convertirse en multimillonarios negocios para unos pocos, como siempre ocurre.
Estas mentiras también las utilizaron para intentar hacernos creer que los cascos urbanos de aguas arriba de nuestras Lagunas Encadenadas corrían riesgo. Pregunto: ¿Cuántos evacuados tuvieron esas localidades en los últimos 30 años?... no hace falta responder… vuelvo a preguntar: ¿Que intereses se vieron perjudicados aguas arriba de la cuenca? respondo: La producción agropecuaria, la pesca y el turismo.
Aunque parezca mentira por irresponsabilidad, desidia, ignorancia y mucho de ambición y malicia, la provincia de Buenos Aires perdió una localidad de 1500 habitantes estables, 250 establecimientos de hotelería, gastronomía, comercio y entretenimientos, más de 45 millones de dólares (tasados por Fiscalía de Estado en 1986), en obra pública plantada en la Villa de origen municipal, provincial y nacional, cuatro campings con arboledas de grandes dimensiones y SETENTA AÑOS DE TRABAJO, ESFUERZO Y EXITO.
Claro me olvidaba de enumerar que tal vez la principal razón por la que inundaron Villa Epecuén, haya sido la ENVIDIA.
DOMINGO SAN ROMAN
El problema fue la construcción del canal ameghino en 1975 propuesto por la provincia de Buenos Aires. El lago epecuen en 1950 estaba quedándose sin agua, las personas hacían pozos para que brotará el agua, hay vídeos de eso. Cuando Carhue y los hoteles pidieron Agua. Pero el problema fue el mal planeamiento de la obra hídrica que no previno lo que pudo ocurrir. Desde el año 78 hasta el 85 el agua subió 7 metros y subieron terraplén a 7 metros. Después cuando el la gloriosa Villa Epecuen planearon el turismo hubo fuertes precipitaciones que hicieron vencer el terraplén, producido por las encadenadas de lagunas y porque Guamini también abrió las compuertas, el problema de todo fue el canal ameghino. El lago Epecuen es un lago vaporita con un ciclo de 50 años de lluvias donde lo vuelven a encausar. Si no se hubiera hecho ningún canal el lago hubiera retomado su nivel de agua por el ciclo de lluvias del 85 hasta el 93. Pero lamentablemente como siempre la inoperancia la pagan los pobres habitantes de Epecuen. Donde le dieron un bono por la mitad de lo que valía sus casas y se tuvieron que ir de su pueblo en el tren de emergencia.
Excelente editorial Doni, estoy de acuerdo con vos. La ignorancia lleva a la maldad por miedo y la ignorancia permite que los manejen políticamente. Y por el mismo motivo se fomenten rivalidades para esconder los errores, la desidia y la irresponsabilidad.
Guille Francés