Inundaciones: Sólo parches en tiempo de descuento

POR HUGO MORAN –

El camino tomado por todos los actores posibles respecto del flagelo hídrico, es erróneo.

En el camino que se ha tomado sólo hay perjudicados y siguen ausentes los beneficios para la zona comprendida por once distritos del sudoeste y centro de la provincia de Buenos Ares.

Pareciera ser un tobogán en el que la Dirección de Hidráulica, Autoridad del Agua, o sea el área que fuere, juegan a presentar propuestas antagónicas.

Hidráulica Bahía Blanca dice que hay que acelerar el agua, al tiempo que su similar de Las Flores propone retenerla. Una suerte de sube y baja infantil.

La historia, debe enseñar, pues nos recuerda que perdimos para siempre un pueblo famoso por sus aguas curativas.

Sus ruinas, son el emblema de la insesatez del hombre y los muertos por suicidio tras la catástrofe, un mal sueño eterno.

Esa misma historia, recoge la gesta de Bolívar en 1985, con mártir incluido tal como lo es Juan Carlo Bellomo.

Y el después, con frases tristemente célebres como las del exgobernador Eduardo Duhalde: “El problema hídrico es como un vaso de agua. Lo tomo y desaparece el peligro”.

Cómo resuello o como contraste, subyace al escenario un reducido grupo sin pergaminos ni laureles, compuesto por los incansables luchadores Alfredo Carretero, María Lahourcade, el cineasta Felipe Chorén e Infobis, que alertan sistemáticamente sobre los riesgos con datos certeros, y comprobables, muchos de ellos desde hace años.

Grupo que tiene ideas valederas o al menos sustentadas con información suficiente para ser consideradas y evaluadas.

Y detrás de esa historia, cuál es la coyuntura?

En principio, una definición de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que llama a tres provincias para buscar una rápida solución (Ver al pie de esta nota).

En segundo lugar, la inauguración de la cuarta etapa del Plan Maestro.

Sobre el tema, se apuntó desde estas líneas que en lugar de continuar este plan hasta Roque Pérez, a Junín o seguirlo hasta Bolívar, bien hubiese sido atinado destinar un 20% de su costo total a obras paliativas de menor porte desde Epecuén hasta Bolívar, que pasaran por Guaminí, Daireaux y todos

los distritos en situación crítica.

El objetivo de estas obras paliativas debería centrarse en desacelerar la velocidad del agua.

Cómo? Al utilizar los humedales situados a la vera de los cursos como reservorios temporarios.

Un ejemplo es el de la Laguna de Juancho donde alguna vez se comenzó el alteo perimetral que incrementaría la capacidad de retención y después se suspendió por razones políticas.

Otra propuesta pasa por desactivar el Canal Ameghino en todos sus puntos críticos, que son muchos. Algo se intentó con el Arroyo Las Bandurrias.

Conclusión? Enoja mucho la inacción que además azuza a los pueblos para que se enfrenten.

Los Candidatos en campaña deberían de tomar este tema como una cuestión de Estado.

La actuación de los intendentes, aunque bien intencionada en todos los casos, carece de información y asesoramiento sobre la problemática.

Los concejos deliberantes han minimizado la cuestión y han aparecido solo cuando el agua estaba a la altura del cuello.

Es hora de cambiar el rumbo.

Fuente:www.infobis.com

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