Notable descenso en los accidentes sobre las rutas de la región

Las cifras de accidentes —especialmente en casos fatales— en las rutas que concluyen en la ciudad de Bahía Blanca han disminuido en este último año y medio, de acuerdo con un relevamiento realizado por “La Nueva”.

La incidencia se aprecia, particularmente, en las dos icónicas cercanas, por densidad de tránsito y por trágicos sucesos: la ruta nacional 33, en los 132 kilómetros hasta Pigüé y la ruta provincial 51, en los 121 kilómetros hasta Coronel Pringles.

Tomando el período de una década entre los años 2008 y 2017, en la RN 33 hubo promedios de 17,3 accidentes y poco más de cinco desenlaces trágicos (4,3), en ambos casos por año.

En lo que ha transcurrido de 2018 y del corriente año, hubo 19 incidentes, con 2 hechos fatales.

Para la RN 51, en el mismo período de 2008 y 2017, el promedio de accidentes fue de 17,7 por año y el de casos fatales casi de cinco (4,7).

En este casi año y medio último transcurrido, se produjeron 29 incidentes con 2 casos fatales.

“Todos los cambios se deben analizar con una perspectiva temporal más amplia”, aseguró Pedro Silberman, del Grupo Interdisciplinario para el Estudio de las Colisiones Viales y decano del departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad Nacional del Sur.

“Lo aclaro por las rutas 33 y 51 que, hoy, están siendo intervenidas. Son más controladas y tienen sectores lentos, todo relacionado con las obras en curso”, agregó.

“Probablemente esto haya derivado en que la gente sea más prudente. Además, las zonas donde se trabaja son de alta complejidad”, dijo.

Silberman sostuvo que, una vez terminadas las obras, seguramente habrá una baja sustancial en la tasa de accidentes, sobremanera en el tramo de la autopista de la RN 33.

La obra integral de la RP 51 en los 35,3 kilómetros más trágicos de los últimos 10 años en la región cercana a Bahía Blanca, ubicados desde el acceso a Coronel Pringles hasta la bajada de El Divisorio, se inició en abril de 2017 con un presupuesto de 575.699.000 pesos. Se prevé concluir a fin del corriente año.

En diciembre de 2017 comenzaron las obras de construcción de la autopista de 32 kilómetros de la RN 33, desde la rotonda de Bosque Alto hasta el kilómetro 41, tras las lomadas, curvas y contracurvas.

El presupuesto ya superó los 2.540 millones de pesos y el avance actual es superior al 15 %.

Estas obras se extienden a otros tramos complejos con recuperación de calzada a 10,30 metros de ancho, así como, en la RN 33, varios tramos más allá de la autopista con la misma característica de 7,30 metros, más 1,5m a cada lado de la banquina.

Más allá del —cada vez mayor— tránsito de camiones por la producción récord de granos que llega al puerto de Ingeniero White, cuyo incremento es determinante para el aumento del número de accidentes, no puede obviarse la coincidencia del inicio de las obras viales con la caída del número de incidentes.

A partir de una difundida peligrosidad, no puede dejarse de lado una (aparente) mayor conciencia cada vez que los conductores suben a estas rutas.

“¿Si los datos son esperanzadores? Es muy bueno si los valores bajan, claro, pero no es para quedarse tranquilo porque aún siguen siendo altos. Y no solo en la región, sino en el país”, aseveró Silberman.

Las otras dos rutas que llegan, o pasan por Bahía Blanca, son las nacionales 3, norte (hacia la costa atlántica) y sur (hacia Patagones), y 35, hacia la Provincia de La Pampa.

En el caso de la primera, la caída es semejante respecto de los casos anteriores e, incluso, un poco menor respecto de hace 10 años.

En la RN 3, en un radio de hasta 50 kilómetros alrededor de Bahía Blanca, en este año y medio hubo un caso fatal y una decena de heridos, en 12 accidentes.

En el mismo lapso, en la RN 35 hubo 11 accidentes, con 5 víctimas fatales y 6 heridos.

El estado de las dos rutas es bueno, más allá del kilómetro 608 de la RN 3, cerca de Monte Hermoso, donde se han producido cortes por tratarse de un bajo expuesto a inundaciones.

Para Silberman, aún teniendo en cuenta estas cifras, hace falta una política de control más sostenible en el tiempo.

“Hay que trabajar en la conducta de manejo, porque algunas siguen siendo temerarias. Cuando uno va por la ruta observa cómo algunos se tiran a pasar sin criterio y asumen riesgos. Y si no hay más accidentes es porque uno tiene un manejo defensivo y se va adaptando”, dijo.

“¿Por qué existe temeridad al manejar? No es una cuestión de información, ya que todos sabemos lo que tenemos que hacer. Tiene que ver con una cuestión de respeto a las normas y en una falta de cultura solidaria de pensar en el otro”, sostuvo.

“Yo manejo bien; quien maneja mal es el otro”

Para el doctor Silberman, el trabajo que se realiza desde la Agencia Nacional de Seguridad Vial, así como desde organismos semejantes del ámbito bonaerense, es “serio, responsable y con estadísticas”.

“En uno de los estudios se trabajó con grupos focales y detectaron que todos decían que manejaban bien, pero que el resto era un desastre.

¡Es clara la dificultad para autoevaluarse!”, dijo.

“De todos modos, el dato de cualquier accidente tiene que ver con un error humano. Puede haber cuestiones estructurales, y deben existir un Estado presente, educación y controles, que podrían alentar a un cambio de ese factor. Pero el humano es el principal responsable”, indicó.

De acuerdo con un informe de la ANSV, en 2018 hubo 5.472 muertes en el país a causa de los accidentes viales. Son 15 personas por día, uno de los índices más altos del mundo.

Fuente: La Nueva.

1 Comentario

  1. Tengo la hipótesis de que esto es en buena parte obra de Macri, porque noto conversando con otros que somos muchos los que hemos reducido la velocidad en la ruta a 110 para ahorrar combustible, cuyo precio, qué les voy a contar…?

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